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Pío Moa

Monteferro

Quien conozca la ría de Vigo sabe que es uno de los paisajes más bellos de España, lo que es mucho decir en uno de los países mejor dotados del mundo en ese aspecto. La ría de Vigo tiene tal calidad paisajística que ni siquiera la urbanización brutal y cutre de sus costas la ha destruido por completo. Eso sí, la ha dañado, quizá irreversiblemente. La costa es una sucesión de edificios, chalés, asfalto y torres de apartamentos, que se extiende más allá de Bayona, hacia La Guardia, echando a perder unos parajes antaño dotados de una salvaje y solitaria belleza. Aunque este deterioro viene de la etapa socialista, la culpa de él recae, en buena medida, sobre el gobierno de Fraga. Éste, simplemente, no ha hecho nada por impedirlo. Al revés.

En la ría queda, sin embargo, un monte saliente sobre el mar, Monteferro, mordisqueado por algunos chalés pero básicamente intacto, con un denso bosque de pinos y, menos afortunadamente, también de eucaliptos y de acacia negra australiana. A caballo entre la bahía de Bayona y el resto de la ría, y enfrente de las islas Cíes, las vistas desde el monte son realmente espléndidas. Por su posición estratégica fácilmente se deduce que hubo de tener gran importancia desde la Antigüedad. La prospección arqueológica, escasa hasta ahora, ha descubierto ya, sin embargo, petroglifos, una cueva prehistórica, restos de una villa romana. Seguramente habrá algún castro, pues existen también en las inmediaciones. Hace dos años, la arqueóloga Dolores Sandoval expuso en una conferencia el gran valor del monte en ese aspecto.

Por estas razones, el visitante desprevenido puede creer que, por su excepcional interés paisajístico y arqueológico, se trata de un espacio protegido en medio de la desidia y la especulación destructoras del resto de la ría. Pero no. Lo que ocurre es que la comunidad de propietarios del monte lleva años de lucha realmente heroica por salvar Monteferro, en solitario frente a la codicia de constructores y autoridades locales, y en medio del desinterés, o del interés contrario, de los grupos políticos. Son muchos los millones que esperan extraer de allí los especuladores sin escrúpulos, que han probado todos los recursos para adueñarse del lugar, utilizando métodos mafiosos como usurpar los derechos de los legítimos comuneros o, recientemente, dar una brutal paliza a dos de ellos, a uno de los cuales dejaron por muerto. La pelea legal prosigue año tras año.

Hago un llamamiento a las autoridades y a la opinión pública para apoyar a los salvadores de Monteferro y preservar definitivamente la última zona de la ría de Vigo libre de una urbanización destructiva.

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