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Pío Moa

Propaganda fraudulenta y propaganda realista

¿Recuerdan ustedes aquello de los “cien años de honradez”? Era una publicidad excelente, pero, desde luego, fraudulenta desde la primera a la última letra. Dos rasgos que comparte con el mensaje electoral de Zapatero. Tiene este mensaje una retórica agresiva y al mismo tiempo fría, con lo cual aumenta su eficacia al evitar una impresión de extremismo que hoy le resultaría contraproducente. Promete el oro y el moro, pero como quien habla de la cosa más natural del mundo: todas esas cosas serían perfectamente alcanzables sin apenas más esfuerzo que dejar de votar al culpable, el PP. La siniestra experiencia del PSOE en el poder queda olvidada y en cambio aparece un campo de rosas si gana las elecciones.
 
Muchos creen que el electorado no puede dejarse engañar, pero se engañan ellos mismos. Un buen porcentaje de los votantes tiene muy mala memoria, se vuelve indecisa y se deja sugestionar fácilmente por los ilusionistas de la política. Hay muchas experiencias históricas de elecciones en que todos los expertos descartaban el triunfo del partido… que terminó perdiendo.
 
El mensaje del PP es bastante inferior. Para empezar, sobra el coro de expresiones tontiadmirativas en torno a Rajoy. Pero, sobre todo, no se apoya en los logros obtenidos, como si estos fueran desdeñables, y aparece básicamente en el mismo plano que el PSOE, como un partido sin pasado, salido de la oposición y aspirante a gobernar a base de promesas de un futuro mejor. Sus publicitarios deben de creer que no hace falta recordar los hechos a la gente, pero si algo se precisa en una campaña electoral es ese recuerdo insistente. De otro modo, todo se convierte en una esgrima de promesas.
 
Y los ciudadanos esperan que el PP sepa valorar su propia gestión. Si no lo hace, deja la vaga idea de que él mismo no la cree muy digna de exhibirse. El mensaje podría ser algo como lo siguiente:
 
– La gestión del PP ha rebajado el desempleo heredado, de en torno a tres millones a en torno a un millón (los datos concretos valen más que las invocaciones abstractas). Este dato fundamental revela que estamos en el buen camino, y que sólo siguiendo por él podemos aspirar a un empleo más abundante y seguro.
 
– El aumento del empleo proviene de una tasa de crecimiento económico notable, incluso cuando la mayor parte de Europa se encuentra estancada. Ello no es el fruto de la demagogia o de grandes promesas fáciles de hacer y difíciles de cumplir, sino de la aplicación de unos principios rigurosos y una dirección experta. España es hoy una sociedad más próspera que nunca antes, y puede serlo mucho más en un futuro próximo, si seguimos en la misma dirección.
 
–Al mismo tiempo, el PP ha combatido y hecho retroceder la corrupción, desde unos niveles que estaban socavando seriamente al propio sistema democrático.
 
– España ha aumentado su influencia en Europa en todos los terrenos, defendiendo con eficacia sus intereses y los de otros países europeos frente a algunas pretensiones de imponer el dictado de un club de poderosos. Y ha defendido internacionalmente la democracia, consciente de que la libertad y la prosperidad no podrán subsistir como islas en medio de un mar de dictadura y pobreza.
 
– En estos años hemos hecho retroceder al terrorismo y a la kale borroka, y lo hemos hecho con la ley en la mano, evitando atajos anticonstitucionales y sin caer en la trampa de supuestas negociaciones o diálogos que, como la experiencia demuestra, siempre han reforzado a los asesinos. Los grandes e indudables avances realizados prueban que también en este terreno estamos en la buena vía, y que abandonarla podría provocar graves trastornos.
 
– En fin, y ante todo, hemos defendido y seguiremos defendiendo la ley y la Constitución, conscientes de que ellas garantizan la solidaridad y la convivencia en paz de todos los españoles, frente a experimentos frívolos o extremistas, capaces de llevarnos a un pasado de discordias que debemos superar definitivamente.
 
El lenguaje podría cambiar, pero un mensaje parecido a éste tiene algunas virtudes:
 
a) No es fraudulento, como el de Zapatero, pues lo que dice es básicamente cierto.
 
b) Sin necesidad de mencionar agresivamente a los nacionalismos o al PSOE, como hace este partido con el PP, deja a todos claramente en su lugar.
 
c) Recuerda al electorado los hechos y se apoya en ellos, y no en especulaciones.
 
d) Y, sobre todo, asienta el debate electoral sobre un terreno sólido, y no sobre una esgrima de promesas y esperanzas para el futuro.
 
El PSOE podría argüir que la referencia al terrorismo vulneraría el Pacto Antiterrorista, pero no es así. La adopción de una línea legal y policial frente a los delincuentes es un logro del PP, en modo alguno del PSOE, el cual tiene tanto menos derecho a protestar cuanto que está en tratos con el PNV y con el partido de Pérez o como se llame, partidarios de negociar con los criminales sobre los intereses de las víctimas, que en definitiva somos todos los españoles.

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