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Pío Moa

Razones para la colaboración con la ETA

La ETA siempre rechazó la transición, mientras que el PSOE, entonces demasiado débil e infiltrado por la policía, tuvo que "tragar" con ella, sin renunciar a rectificarla cuando hubiera ocasión, pues nunca ocultó sus fines últimos.

Se insiste mucho en que el PSOE cometió un "error" con su "proceso de paz", sin ver las razones profundas de tal política. La esencia de ese proceso fue la transformación del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, del que todo el mundo parece haberse olvidado, en su contrario estricto: Pacto con el Terrorismo contra la Democracia y la Constitución. Porque el "proceso" se conjuntó, no por casualidad, de otros varios: la "memoria histórica", los estatutos que dejaban en residual la unidad de España, como acertó a decir Maragall, el acoso e infiltración de la AVT, el oscurecimiento del 11-M, la corrosión de la independencia judicial y de la libertad de expresión, etc. Procesos, en definitiva, contra el mejor legado de la transición, en los que el Gobierno ha dado grandes pasos.

En la inquina a la transición coinciden la ETA y el PSOE y por la misma causa: su visceral antifranquismo. Pues la transición no fue otra cosa que el paso de la dictadura a la democracia por el método "de la ley a la ley", sin admitir la ruptura pretendida por la oposición. Una ruptura que quería saltar sobre cuarenta años de historia para enlazar con el Frente Popular, seguramente la experiencia más nefasta del siglo XX español. Nunca se insistirá bastante en que la oposición antifranquista, desde la ETA y el GRAPO hasta el PSOE y los cristianos por el diálogo (con los comunistas), nada tuvo de democrática, como dejó de manifiesto el episodio Solzhenitsin. La ETA siempre rechazó la transición, mientras que el PSOE, entonces demasiado débil e infiltrado por la policía, tuvo que "tragar" con ella, sin renunciar a rectificarla cuando hubiera ocasión, pues nunca ocultó sus fines últimos. Y la ocasión llegó con la vuelta del PSOE al poder en 2004. El "proceso de paz" combinado con la "memoria histórica" era (es) la vuelta a la ruptura, la deslegitimación del franquismo y, por tanto, de lo que ha salido de él, es decir, la democracia y la monarquía constitucional, sobre las que hacen pender una espada de Damocles, que también tendrá su ocasión de caer, o eso esperan.

Solo a los muy ingenuos o desinformados puede extrañar que en la maniobra vayan juntos la ETA y el PSOE. Pues estos comparten esos valores y muchos más, como salta a la vista de quien quiera mirar: aparte de antifranquistas, ambos se consideran socialistas, antiimperialistas, detestan o son indiferentes a la unidad y la historia de España, son muy feministas, apoyan o excusan las tiranías de izquierda, se sienten a gusto en la corrupción e incómodos en un Estado de Derecho con libertades y separación de poderes, etc. De hecho comparten quizá un 90% de ideología.

Les separa solo un matiz que ha dado al traste –de momento– con la buena armonía entre los "dialogantes": la ETA quiere la secesión de las Vascongadas y Navarra, y aunque al PSOE ello le es ideológicamente indiferente, le parece menos oportuno desde el punto de vista político, pues cree que podría arruinar sus posiciones de poder en el conjunto del país. La clave de su oferta a la ETA consistía en un estatuto balcanizante a la catalana, que mantuviera un barniz de unidad de España. Así, la coalición implícita o explícita del PSOE con los separatistas podría asegurar indefinidamente el poder socialista. Y pese a su fracaso temporal, esa estrategia continúa porque, insisto, la ETA y el PSOE se parecen demasiado ideológicamente.

Me sorprenden los análisis políticos que prescinden de hechos tan significativos y evidentes, o la palabrería del PP sobre el "error" del PSOE en su "lucha antiterrorista". Nunca hubo tal lucha sino un "diálogo", que prosigue, aun si con modos más bruscos: Rodríguez cree que la ETA debería dejar de matar porque él ha ofrecido casi todo lo que la ETA deseaba (a costa del Estado de Derecho, entre otras cosas). Ese "casi" es el quid de los actuales malos modos entre ambos socios.

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