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Porfirio Cristaldo Ayala

Más solos, atrasados y pobres

Los aranceles proteccionistas, como explicaba Henry George, tienen exactamente el mismo efecto sobre un país que un bloqueo armado y su objetivo es similar: prevenir o dificultar el comercio.

Los empresarios de la región están convencidos que el mercado común del sur, Mercosur, no mejoró la competitividad ni incrementó el comercio global de sus miembros. Los gobiernos de Brasil y Argentina se han mostrado más interesados en la política que en el comercio. Lula y Kirchner solo tienen interés en utilizar a la organización como trampolín en los escenarios de poder mundial, mientras el tratado se viola cuantas veces conviene a sus socios más fuertes. Pero los que creen que el Mercosur ha fracasado se equivocan porque éste nunca tuvo la intención de impulsar el libre comercio.

Algunos parecen no entender la diferencia existente entre un mercado común y un acuerdo de libre comercio (TLC) de un grupo de países. Los tratados de libre comercio como el NAFTA, CAFTA y otros establecen las condiciones para el intercambio de bienes entre los países firmantes con aranceles mínimos o inexistentes (tarifas o impuestos a la importación). El TLC no establece restricción alguna a sus firmantes en relación a otros acuerdos comerciales que puedan efectuar con otros países. Chile ha firmado TLC –separados– con numerosos países, incluyendo Estados Unidos, Europa y Japón.

En cambio, una unión aduanera como el Mercosur establece las condiciones de intercambio “intra-zona” –generalmente de arancel cero, con algunas excepciones en rubros “sensitivos”– entre los países firmantes y un arancel externo común (AEC) a ser aplicado en el comercio con terceros países o “países de extra-zona”. Los mercados comunes tienden a ser proteccionistas y hasta gravan sus exportaciones. No es coincidencia que Brasil y Argentina sean dos de los países más proteccionistas del mundo. En todos sus años, Mercosur no logró cerrar acuerdos de libre comercio con Estados Unidos ni Europa.

Brasil, para favorecer a su sector primario, firmó acuerdos con China continental a espaldas del Mercosur. Ahora siente que no puede competir con China continental y decide que el arancel AEC debe elevarse del 20% al 35%. Pero esta medida perjudicará a los restantes miembros del mercado común, encareciendo productos e insumos que importan de extra-zona e incrementando su dependencia en la producción brasileña. No obstante, los industriales de los distintos países apoyan el aumento del AEC por razones proteccionistas. El aumento significará que los mismos pueden aumentar sus precios a los consumidores locales en igual proporción.

Los más perjudicados con el aumento del AEC serán Paraguay y Uruguay, que tradicionalmente han gozado de una economía un poco más abierta. Paraguay tenía un arancel medio del 10% y para ingresar al Mercosur debió elevarlo al 20%, lo que significó una fuerte reducción de su competitividad. Y por su condición de país sin costa al mar, Paraguay tiene que soportar el alto costo de los fletes fluviales, por lo que el AEC efectivo que enfrentará será del orden del 45% o más.

Los aranceles proteccionistas, como explicaba Henry George, tienen exactamente el mismo efecto sobre un país que un bloqueo armado y su objetivo es similar: prevenir o dificultar el comercio. Es lo que hacen los países en épocas de guerra para evitar que sus enemigos puedan comerciar, recibir alimentos y armas. La diferencia está en que, con los aranceles, los gobiernos tratan de evitar que sus propios ciudadanos puedan comerciar y abastecerse de sus necesidades en épocas de paz.

El arancel interno y externo es una forma de “autocastigo” que aplican los gobiernos para beneficiar y proteger de la competencia a poderosos grupos de intereses, como algunos sectores industriales, en perjuicio del pueblo. La gente no necesita que se las proteja del comercio sino de los proteccionistas. El intercambio comercial no es una agresión sino una bendición que indefectiblemente favorece a todos los participantes, dado que es libre y voluntario. Los pueblos más apartados, cuyo comercio es más difícil, son los más indigentes.

Un Mercosur proteccionista que se oponga al libre comercio no hará sino dejar a sus miembros cada día más solos, atrasados y pobres.

En Libre Mercado

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