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Ramón Villota Coullaut

El Tribunal Supremo hace su trabajo

Lo importante no es un resultado electoral en concreto, sino manifestar que la normalidad democrática exige que los que apoyan a los terroristas no puedan presentarse a las elecciones

Tanto la Abogacía del Estado como la Fiscalía, siguiendo los criterios de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, modificada con  arreglo a la Ley Orgánica de Partidos Políticos, han recurrido la presentación de las candidaturas de Aukera Guztiak para las autonómicas del 17 de abril. Y ello porque estas candidaturas tienen una similitud sustancial con Batasuna. Ahora, cuando ya ha resuelto la Sala Especial del Tribunal Supremo, sólo queda el previsible recurso que presenten los abogados de Aukera Guztiak para que el  Tribunal Constitucional, siempre antes del inicio de la campaña electoral —el 1 de abril—, resuelva sobre su posible presentación a las elecciones  vascas, ya de una forma definitiva.
 
Estamos, con la decisión tomada este sábado, ante un triunfo del Estado de Derecho, del imperio de la ley, de los principios sobre las valoraciones electorales, ya que si bien el que los herederos de Batasuna- ETA se pudieran presentar a las elecciones  autonómicas podía restar votos a la coalición nacionalista PNV-EA, lo importante no es un resultado electoral en concreto, sino manifestar que la normalidad democrática exige que los que apoyan a los terroristas no puedan presentarse a las elecciones. Por supuesto que esto, que entra dentro de los principios, es mucho más importante que el riesgo de que el nacionalismo obtenga la mayoría absoluta en la Cámara vasca, algo que parece complicado que consiga incluso sin la presentación electoral de los herederos de Batasuna-ETA.
 
Además, la ciudadanía vasca tiene un nuevo ejemplo de lo que es la defensa de los principios democráticos frente a un nacionalismo que está acercándose a un radicalismo suicida y que abiertamente ya desea romper con el resto de España mediante el denominado Plan Ibarretxe, un plan independentista formalizado dentro de un falso acuerdo entre el pueblo español y el vasco, en definitiva, un plan delirante, que rompe los acuerdos provenientes de la Constitución del 78.

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