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Regina Otaola

La rebelión continúa

No caigo en el pesimismo porque viendo la fuerza y el convencimiento de esa rebelión cívica que se está consolidando, creo que al final se impondrá la cordura y la sensatez, la justicia y la dignidad.

La manifestación convocada por la AVT fue un éxito de participación ciudadana, una muestra clara de que los españoles no se rinden sino que siguen exigiendo sin desmayo la derrota del terrorismo. La rebelión cívica iniciada en noviembre con la convocatoria de Voces contra el Terrorismo continúa viva, muy viva. ¿La razón? El convencimiento de que ETA seguirá estando en los ayuntamientos, esta vez de la mano de Bildu. Convencimiento basado en la trayectoria torticera de este Gobierno.

Las frases que se oyeron a lo largo de las dos horas y media son una muestra clara de que los españoles que allí estábamos no solo no confiamos en este Gobierno, sino que le pedimos por los medios que tenemos a nuestro alcance que dimita, que se vaya. Un descontento tan patente evidencia, sin lugar a dudas, que este Gobierno lo está haciendo rematadamente mal en materia antiterrorista. Sigue empecinado en ganar la medalla de la paz de espaldas a las víctimas, a los ciudadanos y a la ley. Todo lo mide y manipula en función de su utilidad para llegar a conseguir ese objetivo, sin querer darse cuenta de que se están quedando sin el apoyo de lo más valioso que España tiene hoy en día: las víctimas del terror, sean de ETA o del 11-M. Una soledad que se va agrandando a medida que transcurre la legislatura: el sábado estaban presentes prácticamente todas las asociaciones de víctimas, estaba el PP, estaba UPyD, y no solo los medios de comunicación que siempre están al pie del cañón, sino otros muchos más.

Faltaban los de siempre, los nacionalistas; esos que solo apoyan al Gobierno si sacan algo de provecho, pero que en realidad lo desprecian radicalmente. También faltaban los socialistas, claro, pero a ellos nadie los esperaba.

Algunos piensan que ahora el Gobierno podría reaccionar, que podría escuchar a los miles y miles de ciudadanos que ayer salieron a la calle, pero me temo que no va a ser así. Seguirá por el camino que se ha trazado, con las orejeras puestas. Sin embargo, no caigo en el pesimismo porque viendo la fuerza y el convencimiento de esa rebelión cívica que se está consolidando, creo que al final se impondrá la cordura y la sensatez, la justicia y la dignidad. Si queremos ser verdaderamente libres debemos seguir exigiendo al Gobierno el respeto que nos merecemos.

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