¿Qué busca Domingo Cavallo, ministro argentino de Economía, con las drásticas medidas de restricción al uso de las cuentas bancarias dictadas recientemente?
Impedir que los ciudadanos puedan retirar en efectivo más de 250 pesos o dólares semanales de sus cuentas en los bancos es una salvajada. Prohibir que los argentinos viajen al exterior con más de mil dólares en efectivo es propio de una economía de guerra. Obligar a que los argentinos hagan todas sus transacciones con cheques o con tarjeta de crédito (no con una tarjeta de débito restringida también al límite de los 250 pesos semanales) es brutal.
Cavallo es un tipo inteligente que está tomando medidas desesperadas. Y es que la situación de Argentina es, en serio, desesperada. Detrás de esa situación está un historial de errores políticos garrafales que, en su momento, no se vieron como tales. Las consecuencias de esos errores fueron creciendo silenciosamente, como una de esas plagas que sin alardes van destruyendo toda la vida a su alrededor y se vuelven inmanejables.
1. El principal problema de Argentina hoy es fiscal. Se dice fácil pero eso significa que el Estado y el gobierno son inviables financieramente.
2. Ese problema fiscal creció desorbitadamente por la irresponsabilidad de los políticos y por los incentivos perversos que se presentan en las democracias incipientes (carentes de un entramado institucional sólido) que incita a los políticos a pensar sólo en el futuro inmediato y en una perspectiva partidaria o personalista, porque las consecuencias de largo plazo son invisibles y no afectan -en apariencia- a sus carreras políticas.
3. Un federalismo mal concebido, en el que los poderes locales viven cada día más, casi exclusivamente, de los recursos federales. No hay costo político ante los electores locales por recaudar impuestos y rendir cuentas de su uso. Hay, en cambio, un gran incentivo para que los gobiernos locales cifren su tarea en gestionar recursos federales, por la buena o por la mala y sin rendición de cuentas.
4. Las actuales medidas de Cavallo buscan desesperadamente que el fisco argentino recaude lo que debiera recaudar para lograr el famoso déficit cero, mediante la inclusión forzada de todos los agentes económicos en la intermediación financiera bancaria. Con el “impuesto al cheque” -y sin el recurso de hacer grandes transacciones en efectivo- todos en teoría tendrán que aportar al erario. Además, busca de alguna forma cancelar la especulación mientras el gobierno negocia con sus acreedores externos el canje de deuda.
5. Cuando un ministro de Economía responsable y competente, como Ricardo López Murphy, propuso entrarle al toro por los cuernos y reducir en serio el gasto deficitario del gobierno fue severamente criticado por los poderosos grupos políticos afectados y hasta por piadosos obispos a quienes encanta acompañar de invectivas progresistas sus fervorines dominicales. En menos de tres semanas López Murphy fue sustituido por Cavallo, quien se cuidó de no tocar tan directamente esos intereses políticos. ¿Quién les pide cuentas ahora a quienes echaron del gobierno a López Murphy, y con ello agravaron la crisis argentina? Nadie.
Reflexión para México: Suena bonito, y garantiza algún espacio en los medios de comunicación, criticar la propuesta de reforma fiscal que hizo el presidente Vicente Fox y demandar que el secretario de Hacienda, con un elástico, la haga de Harry Potter e invente recursos fiscales donde no los hay, para que todos los grupos políticos estén contentos con su tajada de pastel.
Suena bonito, pero es signo de la criminal irresponsabilidad de muchos de nuestros políticos. ¿Alguien les pedirá cuentas?
Ricardo Medina Macías es analista político mexicano.
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