Menú
Ricardo Medina Macías

Felipe González y otros mitos

En México y en Hispanoamérica en general, Felipe González, el ex presidente español, sigue siendo un mito cuidadosamente cultivado por las rentas que produce.
 
Sin embargo, en España, González es un mito derrumbado. Cuando perdió ante José María Aznar, pronosticó que éste no duraría ni un año al frente de España. Hoy Aznar se retira elegantemente dejando a su partido, el Partido Popular (PP), a las puertas de una nueva victoria y a su país, España, en su mejor momento de los últimos cien años, al menos. Retirarse en plenitud es un lujo que pocos políticos saben y pueden darse.
 
González como presidente empezó bien y terminó bastante mal. La corrupción invadió a tal grado a su gobierno y a su partido que se hablaba que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) bajo la égida de González se había mutado en una especie de PRI hispano.
 
El retiro de Aznar victorioso le habrá sentado a González como limón sobre la herida abierta. Eso explicaría su talante belicoso, hasta majadero, en algunas presentaciones públicas que hizo recientemente en su país. El motivo obsesivo de sus peroratas fue denostar a José María Aznar, al PP y pronosticar el peor de los futuros para España, a la que González augura (otra vez pésimo profeta que se alimenta de la hiel de su derrota) el destino de país bananero.
 
Esto de los plátanos, dicen algunos editorialistas de la “derecha” (del periódico ABC que me parece un gran diario) se le ha vuelto a González una curiosa obsesión. Será, conjeturan, por sus frecuentes giras triunfales (cual artista de moda) por los trópicos de Hispanoamérica. Que se sepa no ha estado en Tabasco, donde se producen muchos plátanos y políticos rijosos.
 
En el fondo, la amargura de González (cuyo partido, el PSOE, llega dando tumbos a las elecciones del mes próximo y con escasísimas probabilidades de triunfo), es prototípica del derrumbe gradual pero inexorable de otros mitos asociados.
 
Por ejemplo, el mito de que el socialismo es siempre inteligente y honesto. O de que hay manera de evitar que la social-democracia se convierta en social-burocracia insaciable devoradora de fondos públicos.
 
También el mito de que la nave insignia del imperio mediático de Jesús de Polanco (adinerado negociante muy cercano a González y al PSOE, dueño del periódico El País) representa algo así como el “no va más” del periodismo moderno y democrático bajo la tutela de Juan Luis Cebrián (memorialista oficial de González), cuando es claro que se trata de un órgano partidista que le dicta al PSOE la agenda de cada día.
 
Ni hablar, si de algo es ejemplo hoy día Felipe González para los políticos mexicanos es de la importancia de tener “un buen perder”, algo que González no ha sabido ni ha querido lograr.
 
© AIPE
Ricardo Medina Macías, analista político mexicano.

En Libre Mercado

    0
    comentarios