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Ricardo Medina Macías

Los datos del populismo

Durante los casi cinco años de mandato de Hugo Chávez en Venezuela, la deuda interna del gobierno de ese país, medida en dólares, ha crecido un 234%. Esto significa una brutal transferencia de recursos de los más pobres a los más ricos. Un fruto duro y maduro del populismo.
 
Hay quien argumenta, con aparente seriedad, que hay que darle su oportunidad al desprestigiado populismo. Se dice que si los gobiernos no pueden – por las razones que sean – garantizar un crecimiento sostenido que redistribuya el ingreso, al menos habría que darles a los pobres de cada país las dádivas del populismo a través de subsidios fiscales o de gasto público etiquetado como “social”.
 
Los defensores del populismo argumentan que la "obsesión" por las finanzas públicas sanas y el bajo endeudamiento público impiden sacar a los pobres de su postración.
 
Para no discutir el asunto nada más en el terreno de las palabras, sería conveniente revisar cuál es el efecto neto de la aplicación de políticas populistas en la distribución del ingreso.
 
Los casi cinco años de mandato de Hugo Chávez en Venezuela, cuya retórica y actos de gobierno han sido decididamente populistas, ofrecen la oportunidad de verificar, en los hechos, los resultados duros y maduros del populismo.
 
En el año que comienza (2004) el gobierno de Venezuela tendrá que pagar deuda interna por unos 8.437 millones de dólares. Para hacerlo espera colocar deuda interna por unos 11.250 millones de dólares, con lo que el endeudamiento neto interno crecerá más de 2.800 millones de dólares. Como punto de comparación, en el mejor de los escenarios, Venezuela recibirá en 2004 unos 9.000 millones de dólares por exportaciones de petróleo.
 
Esta asfixiante deuda interna del gobierno hace que el gran negocio de los bancos comerciales en Venezuela sea la tenencia y colocación de valores gubernamentales, no el crédito para actividades productivas o para el consumo (ya que las finanzas deficitarias del gobierno han actuado como una poderosa aspiradora, secando el mercado de financiamiento para la sociedad, además de que las tasas de interés son prohibitivas). Hoy el 40% de los activos de los bancos son deudas del gobierno y a noviembre de 2003 las inversiones bancarias en deuda del gobierno habían crecido 123% anual, mientras que la cartera de crédito sólo creció 2%.
 
¿Cómo empezó todo? Con el postulado populista – falsamente justiciero – de que "se gasta lo que se deba, aunque se deba lo que se gaste". El postulado contrario – "no se gasta lo que no se tiene" – da el resultado contrario, como lo muestran los únicos tres países de Hispanoamérica con grado de inversión: México, Chile y El Salvador, en los cuales la estabilidad – derivada de una responsable política fiscal – permite tener tasas de interés bajas y fijas a largo plazo para inversiones productivas, para viviendas y para bienes de consumo duradero.
 
¿Le damos otra oportunidad a ese opio de los miserables que es el populismo?
 
© AIPE
 
Ricardo Medina Macíases analista político mexicano.

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