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Ricardo Medina Macías

Propuesta de impuestos “bajos y parejos”

Rara vez una propuesta de veras ciudadana, proveniente de la sociedad y no del “establecimiento” político, gana adhesiones espontáneas y entusiastas con tanta rapidez. Algo bueno tendrá.

En la versión romántica de la democracia, los mandatos siempre van de abajo (la sociedad) hacia arriba (gobierno y establecimiento político), pero en la realidad ese mandato de abajo-arriba se da en raras ocasiones, fuera de los episodios electorales.

No debe extrañar que así sea, ya que la sociedad por definición no sólo es plural y dispersa, sino desorganizada y, a diferencia del gobierno y del establecimiento político (partidos, organizaciones intermedias, centrales sindicales y otros grupos organizados como interlocutores reconocidos por los poderes del Estado), la sociedad no organizada carece de recursos para imponer mandatos específicos.

Por ello, es inusual o extraordinario que propuestas espontáneas surgidas de la sociedad “prendan” con facilidad en la opinión pública (que no es, hay que recordarlo, lo mismo que “la opinión que se publica”), aun cuando reflejen ideas, necesidades o sentimientos que generen simpatía en la mayoría de la población.

Dicho coloquialmente, si usted cree que el ciudadano Juan Pérez puede comunicarse con “su” diputado federal o con tal o cual senador (aun cuando sea el que represente a su entidad federativa), para proponer “x” y que recibirá fácilmente una respuesta a su demanda, usted es un romántico de la democracia.

No hay tal cosa como un fluido mandato de abajo hacia arriba en la vida real. Salvo excepciones, los
“representantes populares” no están en permanente contacto con sus electores. Como experimento, envíe un mensaje específico por correo electrónico (las direcciones están en las páginas del senado y de la cámara de diputados en la internet) a los 128 senadores, o a los 500 diputados federales que este mes terminan su encargo. Puede considerar milagroso si logra un porcentaje de respuesta superior al tres por ciento.

Ello es lógico, aunque la retórica romántica de la democracia quiera hacernos creer lo contrario, ya que una democracia moderna es imposible (y tal vez indeseable) que funcione como una plaza pública. Por todo esto, ha resultado feliz y sorprendente que la propuesta de Reforma Fiscal profunda bajo la consigna de impuestos bajos y parejos haya creado, en unos tres meses a lo sumo, un ambiente de opinión favorable y hasta entusiasta en distintas ciudades del país. Más sorprendente si se considera que la propuesta sólo ha contado, hasta ahora, con sólo la tribuna pública de mis columnas.

Por lo visto, las ideas siguen teniendo fuerza, cuando son verdaderas, valiosas y pertinentes. Ante estos resultados, se impone organizar el esfuerzo a favor de “Bajos y Parejos” en la Reforma Fiscal que viene. Bienvenida, desde luego, toda sugerencia y aportación para potenciar la difusión de esta propuesta ciudadana de Reforma Fiscal.

Ricardo Medina Macías es analista político mexicano.

© AIPE

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