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Ricardo Medina Macías

Sistema de precios y productividad

Al liberalizar dejamos que el sistema de precios actúe con toda su eficacia para transmitir oportunamente la información relevante de millones de consumidores a miles de productores y viceversa.

Mientras los gobiernos de Francia y Alemania –con el gobierno español de comparsa– insisten en desperdiciar fondos públicos para distorsionar la asignación de recursos en el mercado europeo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advierte que derribando muros y quitando barreras la economía de Europa crecerá de inmediato.
 
A principios de junio, la OCDE divulgó un sustancioso estudio que demuestra que tanto la economía de Europa como la de Estados Unidos pueden incrementar de inmediato su crecimiento si eliminan obstáculos a la inversión y al comercio en sus respectivos mercados.
 
Bajo este enunciado general el estudio indica sectores concretos, en ambas economías, en los que diversos obstáculos impiden lograr el potencial de crecimiento; abatir esos obstáculos depende de la voluntad política de los gobiernos. Desde luego, habría clientelas políticas afectadas –burocracias gubernamentales y sindicales, así como grupos de presión buscadores de rentas– en caso de que se derriben esas barreras y esa es la causa principal de la resistencia de los dirigentes políticos frente a la liberalización de los mercados. Sin embargo, esa miopía le está costando a las economías europeas y a la estadounidense desperdiciar oportunidades de crecimiento que sus ciudadanos demandan. Más todavía, el rechazo de los políticos europeos y estadounidenses a la liberalización –cada cual a su modo y cada cual en diferente grado– afecta también al resto del mundo.
 
El estudio de la OCDE parte de sólidas evidencias empíricas y explora el potencial de crecimiento en cada sector, comparando el crecimiento que han obtenido en dichos sectores los países líderes en liberalizar esos mismos sectores de actividad, como por ejemplo, lo que ha ganado Irlanda liberalizando la entrada de productos al mercado de consumo masivo –ejemplo para Europa- o lo que han ganado los países que sostienen una política de "cielos abiertos" en el transporte aéreo –contra lo que pierden los Estados Unidos manteniendo una política restrictiva respecto a aerolíneas extranjeras.
 
Más allá o más acá de la evidencia empírica –según quiera verse– hay una razón lógica contundente que explica por qué la liberalización genera mayor productividad y ésta mayor crecimiento económico. Al liberalizar dejamos que el sistema de precios actúe con toda su eficacia para transmitir oportunamente la información relevante de millones de consumidores a miles de productores y viceversa.
 
Dicho de otra forma, el mercado libre con su sistema de precios hace que la satisfacción de los consumidores –expresada en ventas y utilidades para las empresas- se convierta en la meta a seguir para los productores de bienes y servicios. La información se transmite de inmediato y sin contemplaciones; los duros números en los estados de resultados se vuelven implacables al determinar si las empresas lo están haciendo bien o mal.
 
En América Latina ya es hora de despojar a las discusiones políticas de su carácter ideológico (disfraz de los intereses), detectar los múltiples obstáculos a la productividad y proceder a derribarlos sin contemplaciones. Ahí está la marca que deben alcanzar nuestros políticos y de la cual, por desgracia, cada día parecen estar más lejos.

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