Ciudad de México.“El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve”. Ese aforismo de Antonio Machado parece aplicarse puntualmente a la incapacidad del señor Luis Ernesto Derbez, uno de los coordinadores del área económica del equipo de Vicente Fox, para ver “focos rojos” en la economía mexicana. Lo más alarmante es esa complacencia con la mediocridad. Ese es el principal “foco rojo”.
Es un “foco rojo” que uno de los encargados de proyectar la política económica del primer año de gobierno de Fox proponga, sin avergonzarse, una meta de inflación anual para 2001 de entre seis y siete por ciento anual.
En enero advertí que era perfectamente factible que la meta de inflación para este año fuese de entre seis y ocho por ciento. La rapidez con que se alcanzó una inflación anual menor de 10 por ciento demostró que el Banco de México se había trazado una meta mediocre, burocrática, para no correr riesgos ni esforzarse durante un año electoral.
Ahora resulta que el futuro gobierno del cambio quiere rivalizar en mediocridad con el gobierno que sale. Ahora resulta que hasta el reticente gobernador del Banco de México es más duro contra la inflación que los probables funcionarios del futuro gobierno de Fox, el mismo que prometió un manejo impecable de los elementos fundamentales de la economía.
Es un “foco rojo” para la economía mexicana que el señor Derbez diga que estará bien tener el año próximo un déficit fiscal de entre 0,5% y 0,75% del Producto Interno Bruto, cuando hasta el melindroso Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y multitud de analistas insisten en la urgencia de un superávit fiscal.
Es un “foco rojo” que los presuntos artífices de la política económica proyecten para el año próximo un precio de 18 dólares por barril de petróleo, desdeñando la volatilidad de ese mercado y olvidando la rapidez con la que los precios de crudo han cambiado en los últimos años.
Es un “foco rojo” para la economía mexicana que los supuestos con que programan los asesores económicos de Fox sean tan optimistas como para confiar en que se mantendrá un ritmo de crecimiento de al menos tres por ciento en la economía de Estados Unidos y que no subirán las tasas de interés. Cierto, es un escenario factible y favorable. Pero planear de acuerdo al mejor escenario factible es una irresponsabilidad.
Hay que repetirlo: Fox y su equipo deben considerar, para ser realistas y no llevarse sorpresas desagradables, que la probabilidad de una crisis severa en la economía mexicana, de un choque exógeno o de un sobresalto interno, es igual a uno.
Es un “foco rojo” para la economía mexicana que se diga, con todo candor, que las metas de inflación, crecimiento y finanzas públicas “sólo podrán lograrse” con un precio de 18 dólares el barril en la mezcla mexicana de petróleo, crecimiento de 3% en la economía de Estados Unidos y que se mantengan las tasas de interés internacionales.
Esto es tan poco serio como decirnos a los mexicanos: “No se preocupan por la incompetencia de los funcionarios locales, pídanle a Dios que Greenspan sea tan acertado como hasta ahora y ya la hicimos”.
Es un “foco rojo” para el futuro gobierno de Fox que sus colaboradores muestren tan pronto haberse adaptado al conformismo y la autocomplacencia características del gabinete económico de Ernesto Zedillo.
Es un “foco rojo” para el futuro gobierno de Fox que tan pronto sus propios colaboradores nos infundan el sentimiento de que el voto por el cambio, fue un mero trámite para seguir igual, con algunos cambios de nombres.
Es un “foco rojo” para la economía mexicana que los probables responsables de la política económica a partir del primer día de diciembre carezcan de prestigio y credibilidad en los medios financieros internacionales.
Para ver los “focos rojos” necesitarían un espejo.
© AIPE
www.aipenet.com
El mexicano Ricardo Medina Macías es analista político.
Es un “foco rojo” que uno de los encargados de proyectar la política económica del primer año de gobierno de Fox proponga, sin avergonzarse, una meta de inflación anual para 2001 de entre seis y siete por ciento anual.
En enero advertí que era perfectamente factible que la meta de inflación para este año fuese de entre seis y ocho por ciento. La rapidez con que se alcanzó una inflación anual menor de 10 por ciento demostró que el Banco de México se había trazado una meta mediocre, burocrática, para no correr riesgos ni esforzarse durante un año electoral.
Ahora resulta que el futuro gobierno del cambio quiere rivalizar en mediocridad con el gobierno que sale. Ahora resulta que hasta el reticente gobernador del Banco de México es más duro contra la inflación que los probables funcionarios del futuro gobierno de Fox, el mismo que prometió un manejo impecable de los elementos fundamentales de la economía.
Es un “foco rojo” para la economía mexicana que el señor Derbez diga que estará bien tener el año próximo un déficit fiscal de entre 0,5% y 0,75% del Producto Interno Bruto, cuando hasta el melindroso Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y multitud de analistas insisten en la urgencia de un superávit fiscal.
Es un “foco rojo” que los presuntos artífices de la política económica proyecten para el año próximo un precio de 18 dólares por barril de petróleo, desdeñando la volatilidad de ese mercado y olvidando la rapidez con la que los precios de crudo han cambiado en los últimos años.
Es un “foco rojo” para la economía mexicana que los supuestos con que programan los asesores económicos de Fox sean tan optimistas como para confiar en que se mantendrá un ritmo de crecimiento de al menos tres por ciento en la economía de Estados Unidos y que no subirán las tasas de interés. Cierto, es un escenario factible y favorable. Pero planear de acuerdo al mejor escenario factible es una irresponsabilidad.
Hay que repetirlo: Fox y su equipo deben considerar, para ser realistas y no llevarse sorpresas desagradables, que la probabilidad de una crisis severa en la economía mexicana, de un choque exógeno o de un sobresalto interno, es igual a uno.
Es un “foco rojo” para la economía mexicana que se diga, con todo candor, que las metas de inflación, crecimiento y finanzas públicas “sólo podrán lograrse” con un precio de 18 dólares el barril en la mezcla mexicana de petróleo, crecimiento de 3% en la economía de Estados Unidos y que se mantengan las tasas de interés internacionales.
Esto es tan poco serio como decirnos a los mexicanos: “No se preocupan por la incompetencia de los funcionarios locales, pídanle a Dios que Greenspan sea tan acertado como hasta ahora y ya la hicimos”.
Es un “foco rojo” para el futuro gobierno de Fox que sus colaboradores muestren tan pronto haberse adaptado al conformismo y la autocomplacencia características del gabinete económico de Ernesto Zedillo.
Es un “foco rojo” para el futuro gobierno de Fox que tan pronto sus propios colaboradores nos infundan el sentimiento de que el voto por el cambio, fue un mero trámite para seguir igual, con algunos cambios de nombres.
Es un “foco rojo” para la economía mexicana que los probables responsables de la política económica a partir del primer día de diciembre carezcan de prestigio y credibilidad en los medios financieros internacionales.
Para ver los “focos rojos” necesitarían un espejo.
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El mexicano Ricardo Medina Macías es analista político.