Los hipócritas aparentan cualidades y sentimientos diferentes a los que en realidad tienen. Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal desde 1987 hasta 2006, acaba de publicar el libro típico de un ex empleado público: los errores siempre fueron cometidos por otros. Ahora critica al gobierno de Bush y al Congreso por gastos irresponsables y excesivos, lo que no hizo cuando ejercía un cargo tan importante. Eso indica que le interesaba más continuar en el cargo y gozar del apoyo de la prensa de izquierda que la salud económica de la nación.
Casi todos los políticos republicanos y demócratas aseguran estar en contra del socialismo, pero a menudo actúan como socialistas. En 1968, el Gobierno federal comenzó a ofrecer seguros subsidiados contra las inundaciones a residentes de zonas que suelen inundarse. El resultado es que aumentó el número de personas que construyó sus casas en esas zonas.
Lejos de aprender de esa experiencia, el gobernador republicano de Florida, Charles Christ, creó una empresa estatal de seguros para "proteger" a la gente de las altas primas ocasionadas por los huracanes de 2004 y 2005. Lejos de proteger a la gente de Florida, esa empresa socializada ha asumido riesgos por 434.000 millones de dólares, con apenas 2.000 millones de dólares en reservas.
Los demócratas a menudo nos dicen lo mucho que se preocupan por los niños, los viejos, los impedidos y los pobres. Sin embargo, siguen clasificando inmensas extensiones de tierras como reservas naturales. Recientemente destinaron otros 44 millones de hectáreas a zonas verdes y parques nacionales, convirtiéndolas en lugares inaccesibles para las grandes mayorías.
Prácticamente todo tipo de vehículo está prohibido en esos parques nacionales, por lo que si no está usted dispuesto a caminar y escalar montañas, mala suerte. Estos son los mismos políticos demócratas que multan a pequeños comerciantes si alguien no puede desplazarse libremente en una silla de ruedas dentro de su tienda, sin escalones ni lugares estrechos. En cambio, no les importa impedir el disfrute de bosques y parques a los ciudadanos, que son sus verdaderos dueños, como tampoco permiten obtener combustible, madera ni minerales en tan inmensas áreas de la nación. Así aumenta la escasez y los precios de los recursos, lo que afecta más duramente a las personas de menores ingresos.
La mayoría de los legisladores se dan golpes de pecho y dicen querer ayudar a los pobres de este país y del mundo entero. Se sabe desde hace más de dos siglos que la mejor ayuda a los pobres que los gobiernos pueden instrumentar es el libre comercio. Pero los políticos demócratas están actualmente impidiendo la aprobación de varios tratados de libre comercio que fomentarían la creación de empleos entre la gente pobre de otros países y beneficiaría a los estadounidenses pobres con precios más bajos.
Los precandidatos demócratas a la presidencia que quieren aumentar los impuestos a los ricos pretenden que la gente no cambia su manera de actuar cuando se ve obligada a pagar más impuestos. Pero si vemos las declaraciones de impuestos de los líderes más ricos del Partido Demócrata, como John Kerry y Edward Kennedy, así como la del multimillonario demócrata Warren Buffet, podemos observar sus inmensos esfuerzos en evitar verse obligados a pagar los tipos fiscales más altos.
También ignoran que en Estados Unidos el 1% con mayores ingresos paga 37% del total de los impuestos recaudados, mientras que el 50% de más bajos ingresos paga el 3,3%. Y una reciente investigación de la Oficina de Administración y Presupuestos determinó que los contribuyentes no reciben absolutamente nada en más de la mitad de los programas del Gobierno federal.
Es una hipocresía exigir más impuestos sin acabar antes con el derroche gubernamental.
