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Rubén Loza Aguerrebere

Ni nocaut ni Cuba ni ALCA

Ante los micrófonos y gesticulando, el presidente argentino Néstor Kirchner dijo, antes de viajar a Monterrey, que no pensaba pagar la deuda externa y subrayó que a Estados Unidos "le ganamos por nocaut" (sic). Y partió rumbo a la reunión de mandatarios de América en la ciudad mexicana.
 
El esperado (en esta zona del mapa solamente) encuentro entre los presidentes de Argentina, quien llegó cinco minutos antes de la hora fijada, y el de Estados Unidos, ocurrió el martes en la Pinacoteca del Centro de las Artes de Monterrey y duró 45 minutos. Bush no estaba preparado –dicen las crónicas de los diarios argentinos– y agregan, apelando al tono pugilístico que le diera Kirchner, que "peleó con un brazo solo" y la mente en tierras lejanas donde a sus soldados no les dan tregua.
 
Bush (a quien acompañaron Powell y Condoleeza Rice) comentó a Kirchner que había oído que la Argentina no pensaba pagar la deuda y agregó que él creía que eran simples "habladurías" y entonces deseaba escucharle. Porque, dejó caer, vagamente, que si no se dialoga cordialmente con los bonistas mundiales éstos presionan a los bancos, quienes a sus vez lo hacen con sus gobernantes y, siguiendo la conocida cadena, los países lo hacen a su vez con el FMI... En boca del presidente de Estados Unidos no son tonterías.
 
El mandatario argentino explicó lo arduo que le ha resultado el camino del crecimiento y dio cifras (bien aprendidas, aunque en el cierre de la reunión se equivocara al recitarlas de memoria). Cuando el presidente Bush le hizo notar que el mandatario venezolano Hugo Chávez se desviaba peligrosamente de las líneas democráticas, el presidente argentino se excusó diciendo que no podía negarse a recibir a quien viniera a visitarle. No se habló de Cuba, y era natural que así ocurriera porque en este round se conocía al perdedor, ni del ALCA.
 
Cabe señalar que el canciller argentino Bielsa (ex montonero), quien visitara la isla del doctor Castro (o del doctor Moreau) negándose a recibir un grupo de disidentes que le solicitó audiencia, anunció a su retorno del territorio donde la dictadura castrista ha cumplido 45 años que en febrero Kirchner viajaría a la isla. Pero ahora el mismo canciller ha dicho (tras lograr que de este tema no hablaran los dos mandatarios) que simplemente había mencionado la posibilidad de un viaje a Cuba. El jefe del Gabinete de Kirchner fue aún más rotundo, pues sostuvo no recordar en la agenda presidencial una sola mención sobre un viaje a La Habana.
 
En el cierre de la cumbre de mandatarios (donde el ALCA sigue empantanado y sin fecha) que realizara Kirchner, entre tantos conceptos estatistas ajenos a la realidad mundial, hizo reiteradas condenas al terrorismo, con una mención especial a los ataques diabólicos del 11-S a las Torres Gemelas. En la oportunidad planteó una suerte de plan Marshall para Sudamérica, con perdón de la deuda externa; todo ello sin pensar que hay otros países americanos que, con problemas semejantes, no sólo han mostrado vocación de pago sino que con esfuerzo los han hecho siempre. Uruguay, por ejemplo. O Brasil.
 
El trato de Bush fue amistoso para con Kirchner. Lo que tenía que decir lo dijo. Al volver a casa, ¿deberá continuar con su política de contentar a la izquierda, en especial a los piqueteros, a quienes ha concedido 12 millones para que se construyan un country en Palermo, y que ahora aspiran a boletos de ferrocarril gratuitos para ir a Mar del Plata en febrero no de vacaciones sino a realizar un plenario? ¿Habrá comprendido que hace bien airearse para ponerse a tono con la modernidad, enterrando como todos los países desarrollados, el dirigismo y el marxismo? Porque al fin de cuentas todo lo ocurrido cabe en esta única frase.

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