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Rubén Loza Aguerrebere

Palabras como cantos rodados

A las palabras las carga el diablo, piensan algunos. Piedras, cantos rodados. Pero vamos por partes. Ha retornado de España el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, y su gobierno ha destacado los logros obtenidos: promesas de inversiones, en más de una conversación con empresarios españoles. A raíz de ello, han puesto énfasis en el papel que, en los días por venir, corresponderá, gracias a este viaje, al Ministerio de Planificación, con las eventuales inversiones españolas.
 
Pero la visita a España pone en evidencia que el apoyo recibido, parecido al obtenido en los Estados Unidos, se puede entender como un elemento más de presión respecto del tema de la deuda externa de Argentina, el talón de Aquiles (aludo sólo al personaje homérico) de Kirchner. Baste recordar que el Wall Street Journal ha escrito en estos días que: “el gobierno de Kirchner parece creer que la Argentina no tiene necesidad de devolver el dinero”.
 
De regreso a casa, el presidente que vino del frío patagónico, tiene por delante un serio problema. Ahora, el juez federal de Nueva York, Thomas Griessa, ha habilitado el reclamo de acreedores privados que tienen bonos argentinos en suspensión de pagos por unos 800 millones de dólares. Estos acreedores, que ganaron juicios en Nueva York, podrán presentar pedidos en la Corte para incautar bienes comerciales del Estado argentino. Es decir, lisa y llanamente, Argentina corre riesgo de sufrir embargos por la deuda.
 
Los favorecidos con el fallo son EM (del magnate Dennis Heranitzky), Old Castle, Lighwater y Macrotenic. Entre las cosas que los fondos tendrían en mente, están la sucursal del Banco Nación en Buenos Aires, los pagos de los Boden que se hacen en Bruselas, dineros del Estado por exportaciones de productos, bienes en el exterior del Correo y empresas en manos del Estado y, por si fuera poco, giros al FMI, entre ellos, uno programado para el 9 del mes venidero, por 3 mil millones.
 
En una primera instancia el gobierno de Kirchner restó toda importancia al asunto. El jefe de Gabinete, Fernández, sesudamente observó que en caso de concretarse aquellas medidas darían lugar a juicios largos y farragosos, por lo que no existirían problemas. Pero gente más seria se ha comenzado a preocupar. Por ejemplo, Ricardo López Murphy (líder del grupo Recrear) ha señalado que esta medida, a largo tiempo, “puede agudizarse y aislar al país del resto del mundo”. Y la vicepresidenta del bloque radical de Diputados, Margarita Stolbizer, dijo que “los déficit en la negociación externa son el fruto de los déficit internos, de la falta de un plan económico y de seguridad jurídica”.
 
Ciertamente, en el corto plazo parecería que esta medida no acarrearía mayores perjuicios a Argentina. Sin embargo (de allí, aquellos que piensan que a las palabras las carga el diablo), de la voz del flemático Ministro de Economía, Enrique Lavagna, se dispararon estas palabras para referirse a quienes presentan como riesgosa la amenaza de los embargos: “son idiotas útiles”. Si el puntilloso artífice de la economía kirchneriana pone de manifiesto semejante preocupación sobre los efectos del default, vale la pena recordar al periodista argentino Cachanosky, cuando escribe diciendo que: “el vivo del barrio que pide prestado y no paga se debe mudar a otro lado, pero la Argentina no puede mudarse a otro barrio”. La historia sigue mañana, con palabras como cantos rodados, diría Octavio Paz.
 
PD: Otro botón: Iriondo, el vasco expulsado de Uruguay por su presunta vinculación con la banda terrorista ETA ha declarado que espera con ansiedad que Kirchner lo conceda asilo político...

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