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Santos Mercado Reyes

Carta a los camaradas

Ustedes sí tuvieron las agallas de clausurar las puertas de esta universidad que nunca funcionó adecuadamente, ni preparó profesionales capaces de vivir en un mundo abierto y competitivo. El pueblo mexicano se lo debe reconocer y agradecer.

Estimados camaradas del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, me dirijo a ustedes para enviarles mi más sincero reconocimiento por haber tomado la valerosa y audaz decisión de haber convocado la huelga definitiva en uno de los centros de simulación universitaria más corruptos del país, es decir, en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Por ahora, pocos son los que reconocen en ustedes el gran mérito de haber cerrado sus puertas contra viento y marea, contra los deseos de la comunidad universitaria, y espero no se desanimen y la dejen cerrada por siempre. Con mucha inteligencia plantearon demandas imposibles de cumplir a fin de justificar el paso revolucionario de darle una solución radical a esta institución burocrática.

Otros ya habían advertido sobre la “inviabilidad de las universidades públicas” (Ernesto Zedillo) por ser entidades incapaces de vivir en una economía de mercado, que sólo saben vivir de la ubre del gobierno y repartirse, como ustedes bien señalan, el jugoso botín que les asigna el gobierno a fondo perdido. Pero Zedillo nunca se atrevió a cerrar ni una escuela. Lo mismo se le indicó a Vicente Fox para que acabara con esos centros de simulación donde se forman mafias que controlan los puestos, pero sólo dijo: “¿Y yo por qué?” El presidente Felipe Calderón tampoco se ha atrevido a acabar con ese barril sin fondo y hasta promovió premios e incrementos a sus presupuestos, y sigue dejando la fiesta tranquila a la burocracia educativa.

Pero ustedes sí tuvieron las agallas de clausurar las puertas de esta universidad que nunca funcionó adecuadamente, ni preparó profesionales capaces de vivir en un mundo abierto y competitivo. El pueblo mexicano y la humanidad entera se lo debe reconocer y agradecer.

Esta huelga definitiva va a significar un ahorro de casi 4.000 millones de pesos al erario. Ese dinero se puede ocupar para otorgar créditos (recuperables) a las universidades privadas a fin de que puedan absorber a los 40.000 alumnos que estaban en la UAM y sería la mejor forma de no malgastar los recursos del pueblo. Asimismo, a medida que las universidades privadas absorben a esos estudiantes, necesitarán incrementar su plantilla docente y contratarán a los profesores que hemos perdido el trabajo en la UAM. Igualmente, se necesitarán trabajadores y administrativos, por lo que todos volveremos a tener las quincenas aseguradas.

Ustedes han señalado la “visión patrimonialista” que tenían las autoridades: “se asumían como propietarios de la institución, sin serlo”. Ello significa una impostura jurídica. Pero se me ocurre que podríamos cambiar los papeles de una forma efectiva. Quiero decir que el SITUAM podría proponerle al Gobierno la compra de la UAM. Una vez que el SITUAM se transformara en verdadero propietario de la institución, podría poner las reglas del juego y decidir que los rectores, directores de división y jefes de departamento ganaran un poco más o igual que un barrendero. Así podría cumplir el anhelado ideal de la igualdad de clases sociales… bueno es sólo una idea.

Ahora sólo les ruego que resistan hasta que los alumnos ejerzan otras opciones, los profesores se acomoden en otras escuelas y los trabajadores encuentren otra ocupación. Poco a poco todos irán encontrando sus nuevos lugares de trabajo y estudio.

Solo me resta desearles que no se dejen intimidar por ningún grupillo que quiera reabrir la UAM para seguir disfrutando del paraíso burocrático. No pierdan el valor de mantener cerrada por siempre a esta institución. Los recursos legales están de su parte, pues poseen la titularidad del contrato y la Constitución mexicana les da todo el derecho para mantenerla cerrada por el tiempo que decida el sindicato, así sean meses, años o toda la vida. También la Carta Magna les protege y hace respetar la huelga. No se dejen amedrentar por los profesores y trabajadores que se han endeudado, ni por las autoridades “que quieren seguir manejando los presupuestos a su antojo”.

Espero que ustedes se transformen en la gran luz que muestra a los demás sindicatos de universidades públicas para que emulen ese heroísmo. Solo así dejarán de existir esos “centros de corrupción” que tanto dañan al país y que malgastan los recursos del pueblo.

Un caluroso saludo revolucionario.

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