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Saúl Hernández Bolívar

Chávez, ¿enemigo de Colombia?

Es evidente que El Chavo no se está armando para defenderse de una invasión gringa. No, a él le interesa Colombia y nunca lo ha negado.

Chávez no sólo prohibió hace poco un listado de nombres en las pilas bautismales, sino que ahora va a restarle treinta minutos a la hora, arrebato similar al cambio de calendario de la Revolución Francesa. Este emperador narcisista que quiere apoderarse de la región a punta de billetera, mancilla la memoria de Bolívar al hacerse pasar como su reencarnación y apela al nacionalismo anticolombiano para enardecer los ánimos. En su visita a Bogotá del 31 de agosto trascendió que Chávez no quiso pasar la noche allí, temiendo que no fuera buen augurio; ha mencionado tener pruebas de que Bolívar fue asesinado y desde hace años se refiere a los colombianos como "los que asesinaron a Bolívar".

La desconfianza hacia Chávez creció porque no ha tenido reparo en expresar su simpatía hacia las guerrillas colombianas y hacia todos los grupos revolucionarios del continente: los piqueteros argentinos, los cocaleros de Bolivia, el movimiento Sin Tierra del Brasil, etc. Además es amigo íntimo de Castro y pasea por el mundo haciendo alianzas con déspotas como Hussein, Gadafi, Kim Yong Il o Mahmud Admadineyad.

En el campo político, no es ningún secreto que Chávez interviene con su dinero en la región, favoreciendo las campañas de Morales en Bolivia; los Humala en el Perú; Correa en Ecuador y Ortega en Nicaragua. En Colombia, su presencia es cada vez más notoria; ya hay movimientos que se autodenominan "bolivarianos" y tiene una gran cabeza de playa: el Polo Democrático Alternativo (PDA).

Uno de los asuntos que mayor desconfianza genera es la nacionalización de ciudadanos colombianos, incluyendo guerrilleros del ELN y las FARC. Algunos estiman en más de un millón los colombianos que tienen doble nacionalidad y que pueden votar en Colombia a favor de quien su mentor indique a cambio de beneficios en Venezuela. No es extraño, pues, que Rodrigo Granda Escobar, el "canciller" de las FARC, se inscribiera para votar en el referendo venezolano.

Granda fue capturado en Venezuela en diciembre de 2004 y eso provocó otra andanada iracunda de Chávez contra Bogotá. En cambio, el tema del paramilitarismo ha sido para Hugo Rafael un pretexto para atacar a Colombia y denunciar "atentados" contra su vida. En el 2004, su gobierno inventó un exótico guión de telenovela, en los días previos al acto de verificación de firmas del referendo revocatorio que reclamaban dos terceras partes de la población venezolana, pero que Chávez terminó ganando en elecciones dudosas. El libreto acusó a 56 colombianos capturados sin armas y sin dinero de ser un peligroso grupo de paramilitares que planeaba tomar una base militar en busca de armas para perpetrar un atentado criminal contra Chávez. Más tarde, Chávez acusó también a paramilitares de asesinar al fiscal Danilo Anderson, quien investigaba el golpe contra Chávez del año 2002.

En 2004, el Gobierno español presidido por Zapatero deshizo una venta de 40 tanques AMX-30 a Colombia por las habladurías de Chávez sobre el armamentismo colombiano contra Venezuela. Mientras tanto, Zapatero le construía fragatas de guerra a Venezuela y le vendía aviones con tecnología electrónica norteamericana que los gringos obligaron a desmontar. Chávez se está armando hasta los dientes. Compró 50 aviones rusos, tipo Sukhoi, por cinco mil millones de dólares; 40 helicópteros artillados para vigilar la frontera con Colombia y cien mil fusiles de combate AK-47, iguales a los de la guerrilla colombiana. Es evidente que El Chavo no se está armando para defenderse de una invasión gringa. No, a él le interesa Colombia y nunca lo ha negado.

En el terreno económico, Chávez ha torpedeado todas las iniciativas colombianas por "serviles al imperio" (Estados Unidos), se retiró de la Comunidad Andina de Naciones y trata de ingresar al Mercosur, pero todavía no ha sido aceptado. Tal vez por eso el intercambio comercial entre Colombia y Venezuela se ha robustecido, entendiéndose que la doctrina chavista del "desarrollo endógeno" y la planeación centralizada y estatista ha devenido en un desabastecimiento sin precedentes que tiene a los venezolanos haciendo fila por el pan, la carne, la leche, los huevos, etc., pero con vehículos último modelo y tomando whisky escocés.

Colombia le vende más de 2.000 millones de dólares a Venezuela y la cifra crece; en tanto que Venezuela exporta menos de 1.000 millones de dólares anuales a Colombia y la cifra viene en caída.

El historial es largo y todo indica que la pataleta de Chávez contra el presidente de Colombia busca soliviantar los ánimos anticolombianos. Chávez insultó a Colombia y a nuestro presidente, lo que hace pensar que no es una rabieta más sino un cambio radical en las relaciones. Claro que no sobra confiar en la sabiduría popular y recordar que "perro que ladra no muerde".

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