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Saúl Pérez Lozano

La bestia está herida

Casi cinco años después los venezolanos, entre desesperados y pacientes, errores y aciertos, han podido arrinconar al presidente Hugo Chávez y obtenido más que suficientes firmas, tras superar acechos y obstáculos, que llevarán a convocar un referendo de su mandato.
 
Queda aún mucho por caminar y no ciertamente sobre un lecho de rosas, sino por el contrario, empedrado y espinoso, pues la bestia está herida y su furia no la dejó esperar. Antes de que concluyera la recolección de firmas de la sociedad democrática, incluso antes que el Consejo Supremo Electoral abriera las cajas con los listados de firmas, las voces del gobierno comenzaron a gritar “¡fraude!” y el presidente Chávez no podía ser menos y gritó, desencajado, ¡megafraude!
 
Y ha sido conducta sistemática del régimen el uso de la provocación, la insidia, la mentira, el agravio como arma para enfrentar la oposición, pues no es una contienda entre adversarios demócratas –Chávez no les califica de adversarios, sino de enemigos. La sociedad mayoritaria que lo opone se enfrenta a un hombre autoritario con pretensiones dictatoriales, acompañado de una anquilosada izquierda borbónica que no aprende y aún piensa en los años 60 de guerra fría y furor castrocomunista.
 
Chávez ciertamente es un presidente de origen democrático, pues así lo quiso la mayoría, mas no de desempeño. Se aprovechó de las debilidades de la democracia burguesa para luego, como el felón que es, asestar su puñalada e intentar imponernos una segunda experiencia cubana a lo Castro, apoyada en la figura del Libertador, Simón Bolívar, pero alterada.
 
En política es práctica común que el ganador no tiene que justificarse ni dar explicaciones, y son los perdedores los que recurren a mentiras y triquiñuelas que alegan fraude para desvirtuar el triunfo del adversario, pero sus rostros desencajados y el discurso quejumbroso los delata.
 
Ha sido una lucha desigual, pero ejemplar, pues por un lado hay una sociedad civil desarmada, voluntariosa y paciente que ha ofrendado muertos inocentes en defensa de la democracia que los actuales gobernantes quieren arrebatarle; y por otro lado un gobierno que ha hecho de la corrupción un modo de vida de enriquecimiento fácil, sin precedente en el país. Los mandantes, que se declaran antiimperialistas y odian al ''gendarme del mundo'', como llaman a EEUU, han volcado sus dineros mal habidos en propiedades en la Florida y en los paradisíacos bancos antillanos.
 
No ha sido fácil el que una buena porción de la sociedad civil democrática y de la misma dirigencia política comprenda la naturaleza de este régimen. A Chávez no puede negársele astucia política ante muchos de sus oponentes y no corresponde al aserto de que sea un engañoso como unos aducen. A los que Chávez sí ha engañado sin compasión es a los pobres, condenados por legiones a la indigencia y a la economía informal, sin futuro posible, que no cuentan ni con hospitales que les brinden asistencia médica, pues arruinó éstos para luego justificar la importación de supuestos médicos cubanos. Hoy los pobres son más pobres y hay más niños abandonados –a los que demagógicamente les dice “niños de la patria”–, como lo revelan las mismas investigaciones de Naciones Unidas.
 
Sólo un tozudo incorregible como Chávez y su combo fascistoide, disfrazado de marxismo trasnochado y un mal llamado bolivarianismo, que ostentan el poder, acabaron con las instituciones y destruyen a las fuerzas armadas para convertirlas en una milicia que sirva de guardia pretoriana, se les ocurre acusar de fraude a una oposición amenazada incluso con armas, que los soldados apuntan a sus pechos. Los fraudes en la política solamente los cometen los gobiernos y así lo registra la historia universal.
 
Quien juega dominó sabe que “partida segura no se tranca” y la oposición es consciente de que tiene el juego ganado. La violencia y el odio retornaron a Venezuela con el gobierno de Chávez. Es tramposo y embustero y de él se pueden esperar sorpresas nada agradables, pues no cree en elecciones y menos en entregas de poder. Y el dictador cubano así se lo exige a los pichones que pretenden emularlo y que él ha sabido aprovechar.
 
© AIPE
 
Saúl Pérez Lozanoes periodista venezolano y coordinador general editorial del Bloque DEARMAS.

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