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Susana Moneo

El que se mueva...

Cristina Alberdi se la estaba jugando. Esta es la frase que dicen algunos dirigentes socialistas, los nuevos, los que inclinados ante José Blanco rechazaron que asumiera su responsabilidad en la crisis de la Asamblea. Viejas formas y modelos inherentes a los “entronizados” socialistas que se empeñan en demostrar con hechos lo que niegan con sus palabras.

A la ex ministra se le niega el más elemental de los derechos, el de la libertad de expresión y se le priva de su legitimidad a discrepar en un partido que se dice democrático. Ese partido que vende a bombo y platillo que contará con 500 expertos y 70 comisiones para hacer un programa electoral abierto a la sociedad. 500 mentes bajo la batuta de Caldera para llegar a una primera y novedosa conclusión: prioridad en la censura a la política del PP.

No hay lugar alguno para el debate, el que genera ideas. Esos no caben. Sólo los complacientes entran en el anquilosado pensamiento de Ferraz oprimido por el miedo de una débil dirección. Y encima José Blanco le dice a Alberdi que si deja su escaño no habrá expediente.

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