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Susana Moneo

¿Gracias Felipe? Sí

“Gracias Felipe” en esta frase de Zapatero se resume el acto-homenaje de este domingo. Un macromitin que poco se diferencia de los demás encuentros electorales socialistas a no ser por el momento de imperiosa necesidad de superar la decadencia. Mucho intento de olvidar el pasado sin que la evidencia ofenda a quienes llevaron al PSOE al poder y luego provocaron su más vergonzante deterioro.

Los jóvenes, tras el escenario para que se les vea bien, como antes. Entrevistas a los notables a su llegada al más puro estilo Hollywood, mezcladas con “canutazo” al público asistente. La pana del atuendo de Zapatero evocaba al pasado. La finura del tejido quería otorgarle aires de modernidad. La cazadora de cuero del más selecto tratamiento de Trinidad Jiménez se quedó en el armario. Bono lucía la chupa de ante, igual de refinada y exclusiva que la de Trini, pero modelo de la última etapa del PSOE todopoderoso. ¡Menudo error! Todo olía a naftalina pero de la nueva, de esa que no deja un halo a vetusto armario de revieja. De la venteada que no hiere al olfato. De la que desprende efluvios a sándalo, pino, frutas del bosque o lavanda renaturalizada.

Difícil es hacer renacer la ilusión, pero no tanto cuando se ha estado en lo más profundo. Cualquier ascenso, por pequeño que sea, es una victoria. Lo verdaderamente complicado es rechazar un ruborizante pasado sin que se note. El mérito de los socialistas, del avispado zahorí llamado Blanco, ha sido conseguirlo sin que se note demasiado. Arriola estará comiéndose las uñas. Se ha escenificado perfectamente. Felipe como telonero. Se ha dejado.

Eso sí, los de Zapatero cuentan que tenia 15 minutos y se ha pasado de tiempo. Zapatero de estrella. Flores lanzadas delicadamente de uno hacia otro, sin que las espinas rocen. El triunfo del 82 recordado en un video de 1 minuto 20 segundos (en un acto de 3 horas). No hay que pasarse, porque mejor es no apelar a la memoria histórica. Mención a esa ilusión y, como no podía ser menos, apropiación de la construcción de una España democrática. ¡Gracias Felipe!

Años grises del PP en el discurso de Zapatero. Era lo obligado, como el reconocimiento a Felipe. Malas artes de la derecha, también se esperaba. Y una lección, “no puede haber ni un solo aprovechado en nuestras filas”. Algo de autocrítica. ¡Qué menos para ser el cambio del cambio!

Mientras todo esto ocurría, en un vídeo salían imágenes con mensajes como “Otra forma de educar”, “Otra forma de besar” “Otra forma de querer”. ¿Recuerdan el mensaje del 82? También se hablaba del “Cambio”. Sólo que en esta ocasión hay muchas cosas internas que olvidar. Mucho ánimo que renovar y mucho que guardar. Zapatero es el clavo ardiendo al que los socialistas se agarran para decir “ahora o nunca”. Es su oportunidad y así lo reconocen todos. A diferencia de como ocurrió con Almunia, esta vez nadie ha gritado “presidente, presidente” a Felipe. A Zapatero le aúpan como el compendio del espíritu socialista, con el que incluso los guerristas han pactado, y la esperanza de una renovación perentoria para no sucumbir. ¿Qué ha sido de los renovadores?

Con su ritmo pausado, Felipe lo ha recordado, ese diputado antes gris, pasillero y silencioso ha llegado en el momento oportuno, tirando de un carro pesado por los escombros, vacío de ideas. El lugar del lastre arrojado lo ocupa la ilusión. Es más ligero y gratificante. Puede llegar lejos. Los suyos le empujan. El horizonte de 2008 se ha acercado. Ahora es el 2004. Si le dejan los que están pendientes de la sucesión.

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