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Thomas Sowell

Cruzados políticos

Los cruzados afirman con frecuencia que "con tal de que salven una sola vida" las normas merecen la pena, sin tener en cuenta las vidas que pueden haber sido sacrificadas en el altar de "la seguridad".

Los esfuerzos por sentirse moralmente superior conllevan ineluctablemente costes no reconocidos. La cruzada política más reciente es el reemplazo de las bombillas corrientes por la nueva lámpara fluorescente compacta (o CFL) que se supone ahorra electricidad, reduce la necesidad de combustibles fósiles y ayuda a combatir el calentamiento global. Puesto que los cruzados raramente se detienen a sopesar el coste de lo que están defendiendo, es especialmente importante que los demás lo hagamos antes de vernos arrastrados por la retórica y las emociones.

Con la bombilla compacta, el coste inicial, varias veces mayor al de una bombilla corriente, es el único en términos financieros. Un problema mayor es qué hacer cuando se rompe. Se supone que debe apagar todos los aparatos de aire acondicionado o calefacción para impedir que extiendan el vapor de mercurio procedente de la bombilla rota. Se supone que debe abrir ventanas y puertas para ventilar la estancia. Se supone que las embarazadas y los niños pequeños han de abandonar la estancia mientras otra persona limpia el desastre con guantes y mascarilla. ¿Qué pasa si la única presente es una mujer embarazada, con o sin niños pequeños? ¿Y qué pasa si no hay ninguna mascarilla cerca?

Las bombillas compactas son sólo lo último en una larga lista de "soluciones" que pueden resultar peores que el problema que se supone que zanjaron. Pero los cruzados seguirán vendiéndolas mientras nos las sigamos creyendo.

Otra de las soluciones políticas que puede resultar peor que el problema es la reciente cancelación de miles de vuelos comerciales por todo el país para realizar diversas inspecciones "de seguridad" en los aviones. A juzgar por los muchos millones de dólares perdidos por las compañías aéreas, huelga decir que esto no fue idea suya. Tampoco fue una idea de la Agencia Federal de la Aviación, que normalmente concede cierto tiempo extra a las aerolíneas en los asuntos que no se consideran realmente peligrosos. La presión para llevar a cabo inmediatamente esas comprobaciones y correcciones "de seguridad", sin atender a los costes, procedió de los políticos del Congreso en año electoral.

Uno de los verdaderos problemas con cualquier problema de seguridad es que raramente se sopesan los peligros concretos frente a los costes de corregirlos, incluyendo el coste de los peligros procedentes de X cuando se están corrigiendo los derivados de Y. En el caso de las compañías aéreas, nos encontramos en una era de seguridad sin precedentes en lo que respecta a las líneas comerciales americanas. Los artículos sin inspeccionar no tenían que ser comprobados todos de forma inmediata.

La cancelación de miles de trayectos aéreos en aras de la seguridad significa que hubo al menos decenas de miles de pasajeros que no pudieron coger los vuelos que habían reservado. Algunos de ellos tomaron el coche para llegar a los destinos a los que originalmente habían planeado volar. Ya que los índices de accidentes en carretera por kilómetro recorrido son desde hace tiempo varias veces más elevados que los de fallecimientos en el aire por kilómetro volado, los peligros para la vida y la integridad física no se han visto reducidos por esta pantomima política. En su lugar la gente se ha visto expuesta a peligros mayores... ¡en nombre de la seguridad!

Esta no es una situación inusual en las cruzadas exagerada por la seguridad, vengan de políticos o de otros cruzados. Las pruebas de seguridad de los productos farmacéuticos se prologan durante años, en ocasiones más de una década, antes de que los medicamentos sean puestos a la venta, debido a las normas de la Agencia del Medicamento (FDA). Incluso en los casos en los que  las medicinas se han utilizado durante años en Europa sin ningún efecto adverso, esto no cambia nada para la FDA. Ni siquiera los pacientes aquejados de enfermedades potencialmente mortales tienen permitido adquirir las medicinas hasta después de muchos años de pruebas, si es que para entonces aún están vivos.

Esta es sólo una de las formas en que la gente muere a causa de las normas de seguridad. Los cruzados afirman con frecuencia que "con tal de que salven una sola vida" las normas merecen la pena, sin tener en cuenta las vidas que pueden haber sido sacrificadas en el altar de "la seguridad".

Algunos cruzados de la seguridad pueden, con sus declaraciones altivas, sentirse satisfechos de ser moralmente superiores. Los políticos cruzados de la seguridad también estarán satisfechos si eso hace que usted les vote, que es lo que más les importa.

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