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Thomas Sowell

¿Quién se preocupa de verdad?

Los conservadores no solamente donan más dinero a organizaciones de caridad que los progresistas,sino que también trabajan como voluntarios más tiempo. También donan sangre más personas de derechas que de izquierdas.

Lo preocupante no son tanto unas creencias o políticas particulares sino la escandalosa ausencia de esa necesidad de hacer pasar tanto a las creencias como a las políticas a la prueba de la dura realidad. Los errores pueden ser corregidos por aquellos que prestan atención a los hechos, pero el dogmatismo no puede ser corregido por los incondicionales de una cosmovisión.

Una de las visiones políticas más persistentes de nuestros tiempos es la que equipara a la izquierda con la compasión y a la derecha como poco preocupada por los demás. Son los progresistas los que defienden "la condonación" de los préstamos a países del Tercer Mundo, un "salario mínimo" para los pobres y "una red de seguridad" para todos.

Pero todo esto son políticas gubernamentales, no actos individuales de compasión, y resulta llamativo el escaso interés entre aquellos que las defienden en las consecuencias empíricas reales de tales políticas. Dependiendo de cuáles sean esas consecuencias, puede haber buenos motivos para oponerse a ellas, de manera que estar a favor o en contra de estas políticas puede que no nos diga nada sobre quién es compasivo y se preocupa por los demás y quién no.

Un libro nuevo titulado Quién se preocupa de verdad  de Arthur C. Brooks examina el comportamiento real de progresistas y conservadores en lo referente a donar su propio tiempo, dinero o sangre en beneficio de los demás. Es llamativo que las creencias en esta materia hayan pasado a formar parte del acervo común durante décadas antes de que alguien se molestase en contrastarlas con los hechos.

¿Y cuáles son esos hechos? Aquellos que se identifican como conservadores donan dinero a organizaciones de caridad con mayor frecuencia que quienes se identifican como progresistas. Donan más dinero en valor absoluto y también un porcentaje mayor de sus ingresos. Y no es que los conservadores tengan más dinero. La media de ingresos de las familias progresistas es un 6% superior a la de las familias conservadoras.

Quizá haya quien recuerde el golpe de efecto que supuso durante la campaña electoral del 2000 que saliera a la luz el hecho de que Al Gore donara un porcentaje inferior de sus ingresos a organizaciones de caridad que la media nacional. Pues resulta que eso es perfectamente coherente con su militancia progresista. También el hecho de que la mayor parte de los estados que durante las elecciones del 2004 votaron a John Kerry donaron un porcentaje inferior de sus ingresos a organizaciones de caridad que los estados que votaron a George W. Bush.

Los conservadores no solamente donan más dinero a organizaciones de caridad que los progresistas,sino que también trabajan como voluntarios más tiempo. También donan sangre más personas de derechas que de izquierdas. Según el profesor Brooks: "Si tanto moderados como progresistas donaran sangre al mismo ritmo que los conservadores, el abastecimiento sanguíneo de Estados Unidos se incrementaría cerca de un 45%".

El profesor Brooks admite que los hechos que ha descubierto son los contrarios a los que esperaba encontrar, de modo que volvió atrás y comprobó de nuevo los datos para asegurarse de no haber cometido un error.

¿Cuál es la razón de que algunos sean de izquierdas y otros de derechas, si no es porque los de izquierdas son más compasivos? Las diferencias fundamentales entre ideologías se remontan a las premisas fundamentales que cada uno tiene acerca de la naturaleza humana. Basándose en un conjunto de premisas, tiene todo el sentido ser progresista. Basándose en un conjunto de premisas distinto, lo lógico es ser conservador.

Esas dos visiones no son completamente simétricas, no obstante. Durante al menos dos siglos, la de la izquierda ha incluido la creencia de que sus integrantes son superiores moralmente, más atentos y más compasivos.

Mientras que ambos bandos argumentan que sus contrincantes están equivocados, los de la izquierda también afirman con frecuencia que los de derechas no solamente están en un error, sino que son inmorales. De modo que la idea de que los progresistas son más compasivos y se preocupan más por el prójimo ya viene empaquetada con la ideología, encaje o no con los hechos.

La izquierda ya proclamaba su superioridad moral en el siglo XVIII y continúa haciéndolo en el XXI. Lo llamativo es la cantidad de tiempo que ha pasado hasta que alguien sometió ese argumento a la prueba empírica, y lo estrepitosamente que falla esa prueba.

Las dos visiones son distintas también en otro sentido. La de la izquierda exalta a los jóvenes principalmente por ser idealistas, mientras que la conservadora advierte de la estrechez y la insuficiencia del inexperto. Este estudio descubre que los progresistas jóvenes son los que donan menos dinero, tiempo o sangre a los demás. Ser idealista de boquilla no significa actuar en consecuencia.

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