Vicente Del Bosque ha dicho esta misma semana que "con motivación llegará el juego, si no, imposible". El problema no radica en el juego puesto que conseguimos el último título europeo tras realizar un campeonato soporífero. En aquella Eurocopa destacamos más por ser un gran equipo de balonmano, haciendo circular perfectamente el balón en el borde del área, que la España que cosechó, con Luis Aragonés, el primero de los grandes títulos de la última década. Aquel equipo deslumbró al Planeta Fútbol.
España, como su modelo durante los últimos años -el Barça-, no pasa por el mejor momento. El paso del tiempo afecta a una selección en la que el relevo generacional está realizado de forma superficial. Salvo Ramos, no parece que los jugadores clave lleguen en plenitud y Del Bosque ha gastado todo el crédito cosechado, en una lista que homenajea perfectamente a los que nos han dado todo. Conseguir otro Mundial se convierte ahora en quimera.
La España de "los bajitos", la que tejía una tela de araña en cada ataque hasta asfixiar al rival, no se ha visto desde Sudáfrica, y quizá tampoco allí. Entonces los nuestros pusieron sobre la mesa sus conocimientos de cómo ganar, aprendidos con Aragonés, y con ese mapa llegaron al Soccer City.
Los amistosos disputados desde que fuimos campeones del Mundo ponen de manifiesto la alarmante necesidad de motivar a este equipo, por ello el seleccionador ya alerta sobre ello, o se motivan o no jugarán a nada. Ya sabemos cuál es la primera asignatura de Del Bosque. Mientras seguiremos viendo videos de cómo jugábamos con Aragonés. Quizá, y aunque no sea plato de buen gusto para el actual seleccionador, en el año de su fallecimiento, Luís sea la clave de la motivación: "ganar y ganar y ganar y volver a ganar..."