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Víctor Cheretski

El cangrejo y la política

La Fiscalía General rusa está investigando el llamado “caso de Magadán”, una de las muchas historias de la corrupción cuyos figurantes son altos funcionarios del Estado. Pero esta vez entre los sospechosos aparece el mismísimo presidente del Gobierno, Mijail Kasiánov. Resulta que fue él quien dio permiso de aumentar en 20 veces las cuotas de la pesca gratis del cangrejo “con fines científicos de investigación”. Las empresas privadas, propiedad de altos funcionarios, ganaron en esta “operación” unos 20 millones de dólares, vendiendo el “cangrejo científico” en el mercado internacional.

La historia salió a la luz del día tras el recién asesinato del gobernador de Magadán (Oriente Lejano), Valentín Tsvetkov, en un ajuste de cuentas mafiosas. El gobernador, junto con el vice-ministro de la Pesca, Alexánder Moskaltsov, y otros altos funcionarios, son los principales accionistas de las empresas que pescan el cangrejo. Lo que llamó la atención de la Fiscalía es la rapidez con la que el jefe del gobierno dio su beneplácido a la absurda petición de un centro de investigaciones científicas de Magadán, controlado por el difunto gobernador, para que pudiera “encargar” la pesca de miles de toneladas de cangrejo “con fines científicos”a unas empresas privadas. Primero, esta especie marina está bastante estudiada. Segundo, para seguir con los estudios no se necesitan toneladas sino unos kilos de esta especie. Tampoco Kasiánov “prestó atención” al interés personal manifestado en este caso por el vice-ministro, Moskaltsov.

La Fiscalía confiscó ciertos “papeles” tanto en el Consejo de Ministros como en el ministerio de la Pesca. Mientras tanto, el ministro de este gremio, Evgueni Nazdratenko, y todos sus vice-ministros se encuentran hospitalizados en el Hospital Clínico Central de Moscú (reservado desde los tiempos comunistas para los altos funcionarios del Estado) por “enfermedades muy graves”. Al mismo tiempo el jefe del ejecutivo ya tiene preparado en su mesa el proyecto de supresión del ministerio de la Pesca. Tanto las “enfermedades” como la supresión de organismos estatales son viejos trucos bolcheviques para borrar las huellas de la corrupción.

No obstante, Kasiánov no podrá esta vez cerrar fácilmente el caso. Según algunos periódicos rusos, el presidente, Vladímir Putin, está personalmente interesado en que “triunfe la ley y la justicia”. La fiscalía, que no tiene desde hace tiempo ninguna simpatía por Kasianov por sus planes de quitarle grandes poderes y privilegios, tampoco está dispuesta a abandonar el caso. En cuanto a Putin, desea, según los analistas rusos, deshacerse de Kasiánov, político liberal “heredado” de los tiempos de Yeltsin, que sigue estando estrechamente vinculado con la llamada “familla”, un grupo de influencia semi-mafioso, patrocinado por la hija menor del antiguo presidente, Tatiana.

El partido presidencialista “Yedinstvo” ha comenzado una campaña de crítica contra el primer ministro. Las elecciones parlamentarias se aproximan: se necesita algún “malo de la película” para echarle la culpa de todos los desastres económicos y sociales que padece Rusia y que Putin no ha sido capaz de superar en los tres años de su mandato.

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