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Víctor Cheretski

El “Frank Sinatra” ruso en Marbella

Los turistas rusos que invaden este verano Marbella le reconocen desde lejos y le saludan. Él, juvenil y sonriente a pesar de sus 65 años, con su famosa peluca negra, contesta amablemente a todos, especialmente a las mujeres. Le gustan la juerga y los chistes. Las hembras también, pero en España está acompañado por su esposa, Nelli. La pareja pasa las vacaciones en su lujosa mansión marbellí. Se trata del judío ruso, Iósif Davídovich Kobzón, popular cantante de la época comunista y en la actualidad empresario, aunque con una fama muy especial: la de Frank Sinatra. Tiene restaurantes y garajes, vende petróleo y zapatillas de deporte, exporta metales, azúcar y aviones de combate, organiza conciertos y fiestas. Nada de particular en la Rusia de hoy, donde el capitalismo es también muy especial.

No obstante, en la prensa independiente rusa, el nombre de Kobzón a menudo se vincula con la mafia y el crimen internacional organizado. Las autoridades hacen caso a estos artículos. En su corrupto país, el ex-cantante es uno de los “intocables” debido a su dinero y las relaciones que siempre ha tenido con el poder, tanto el anterior como actual. Es amigo de muchos ministros y del influyente alcalde de Moscú, Yuri Luzkov. Fue en varias ocasiones diputado de la Duma, parlamento ruso. Pero si la policía rusa tiene vetado investigar a este hombre, no pasa lo mismo en el mundo civilizado. Así, el FBI le tiene prohibida a Kobzón la entrada en territorio de Estados Unidos. En enero de 1996 fue arrestado al cruzar la frontera de Israel y expulsado del país tras pasar 8 días en la cárcel. Un caso único, ya que el Estado hebreo no prohíbe a ningún judío la entrada en su patria histórica.

¿Por qué todo esto? Al parecer, Washington y Tel Aviv ven en la figura del polémico cantante-empresario un peligro para la seguridad nacional de sus respectivos países. Según el periódico ruso Express-Gazeta, los servicios de seguridad estadounidenses poseen una información fidedigna sobre sus “negocios” con la mafia. Por ejemplo, sobre sus relaciones con el tristemente célebre asesino y extorcionista, Viacheslav Ivankov, alias el “japonesito”, actualmente en una cárcel estadounidense. Entre sus socios y amigos figuraban hace poco capos mafiosos como Kikalashvili o Tohtahunov. Este último fue encargado por la mafia rusa de dirigir todas sus actividades en Europa Occidental. Pero las relaciones más estrechas las mantenía Kobzón con Otari Kvantrishvili, el “rey” de la mafia, posteriormente asesinado en la guerra de los clanes criminales de los años 90.

Siendo diputado, Kobzón utilizó su influencia para sacar de la cárcel a unos “amigos” de la mafia, siempre según la prensa rusa. Él mismo explica su amistad con estos elementos por sus actividades como cantante. “Organizaba conciertos en las cárceles, por eso me tienen respeto”, dice. Hace unos 10 años estuvo presente en la fiesta de cumpleaños del conocido capo, Alexander Zahárov. Fue una de esas famosas reuniones de los máximos dirigentes de la mafia. De los 80 comensales, la policía, que irrumpió en la fiesta, detuvo a 68, contra los que existía orden de busca y captura.

Mientras tanto, hoy en día, el ex-cantante disfruta de sus “merecidas” vacaciones en Marbella. Y es que España le deja entrar y salir libremente, no tiene miedo de él. Las decisiones de Sevilla no se aplican contra las personas como Kobzón, están dirigidas contra los carteristas.

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