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Víctor Cheretski

Rusia recupera su antigua doctrina estratégica

La antigua lucha, en la cúpula militar rusa, entre los partidarios de las armas estratégicas nucleares y los del armamento convencional, al parecer, toca a su fin. Según el periódico digital “DeadLine.Ru”, los partidarios del poderío atómico, representados por el ministro de Defensa, Igor Serguéyev, han logrado persuadir al presidente, Vládimir Putin, de que no es conveniente seguir con la reducción del arsenal estratégico. Están convencidos de que el mayor peligro para Rusia procede, como antes, de Estados Unidos y los países de la OTAN. Y la única arma que pueda hacer frente a este “peligro” es la nuclear. De esta forma, tras diez años de discusiones, se recupera la vieja estrategia militar comunista y el fantasma del antíguo enemigo.

La nueva doctrina, nacida en los años 90, está basada en criterios distintos. Su promotor, el jefe del Estado Mayor, general Anatoli Kvashnín, próximo a los círculos democráticos rusos, asegura que Estados Unidos y la OTAN ya no representan peligro para Rusia. Kvashnín propone reducir drásticamente las armas nucleares y hasta liquidar por completo las llamadas Fuerzas de Misiles Estratégicos (FME). El general insiste en que el peligro para Rusia proviene de los países vecinos inestables, como Afganistán, o de los grupos terroristas internacionales. Para hacer frente a este peligro, propone desarrollar las armas convencionales y reformar la tropa. Se pronuncia por un Ejército profesional reducido.

Se rumorea que Kvashnín, acusado por sus adversarios de “traidor” y “prooccidental”, pronto será sustituido por uno de los alumnos de la vieja escuela comunista. Y eso, a pesar de que estaba a punto de ganar la batalla al senil Serguéyev. Dicen también que el último argumento que utilizaron los “halcones” del ministerio de Defensa para persuadir a Putin han sido los planes estadounidenses del nuevo sistema de defensa estratégica conocido también como “guerra de las galaxias”. Los rusos, a pesar de todos los intentos de Washington de convencerles de que sus planes no les amenazan, están seguros de lo contrario.

La lucha de los nostálgicos del comunismo para recuperar el poderío estratégico de los tiempos de la “guerra fría” tiene también carácter personal. El ministro Serguéyev y muchos de sus seguidores proceden de las FME y no están nada dispuestos a “traicionar” a su “alma mater”. Últimamente han conseguido reforzar sus posiciones con la aprobación por el presidente de una nueva fuerza estratégica: la cósmica. Desde ahora, las “Fuerzas Espaciales” son una entidad militar independiente con su propio mando y financiación directa del presupuesto del Estado. Sobra decir que el objetivo de esta nueva fuerza no son los “terroristas” y los vecinos “incontrolables”, sino Estados Unidos y la OTAN.

Según “DeadLine”, la victoria de los republicanos estadounidenses, persistentes en dotarse de un escudo antinuclear, ha sido un verdadero balón de oxígeno para los adversarios del desarme nuclear, especialmente comunistas y nacionalistas rusos. Serguéyev, aplaudido por los últimos, ya ha sacado a la luz del día los viejos planes soviéticos de los tiempos cuando el presidente estadounidense Reagan propuso, por primera vez, la creación de un paraguas antimisiles. En varias ocasiones, el ministro habló de la existencia de tres programas de la llamada “respuesta asimétrica” a los planes del “enemigo” americano. Insiste en que Rusia no tardará en aplicarlos.

No obstante, la reanimación de la doctrina nuclear soviética no significa el olvido de las armas convencionales, añade “DeadLine.Ru”, tradicionalmente muy bien informado. El gobierno ruso ha dedicado el año 2001 a la industria de este tipo de armas un presupuesto que supera en un 136 por ciento los fondos del año pasado. Esto permite sacar nuevos modelos de armas. Su muestra se realiza, estos días, en la ciudad de Tula, a 200 kilómetros al sur de Moscú, centro histórico de la industria militar rusa.

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