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Víctor Cheretski

Zakáev, el “artista” del terror

La justicia danesa debe decidir sobre el destino del terrorista checheno, Ahmed Zakáev, alias el “artista”, detenido a petición de Rusia. Moscú solicita su entrega para juzgarle por los crímenes de guerra cometidos en Chechenia. Mientras tanto la “quinta columna” del terrorismo internacional en Europa, disfrazada en ciertas “organizaciones humanitarias” y todo tipo de “comités de apoyo” piden al gobierno de Dinamarca su liberación y hasta solicitan asilo político para él. ¡En Europa, señores, tenemos pocos criminales, necesitamos más!

Zakáev nació en 1959. Estudió arte dramático en la ciudad rusa de Voroniej y trabajó 12 años como actor en un teatro de Grozni, capital de Chechenia. Los críticos dicen que era un figurante mediocre. Así que le confiaban sólo papeles de poca monta en espectáculos infantiles. Pero las ambiciones del jóven artista iban más allá del escenario de un teatro provincial. Por eso se dedicó a la política apoyando las ideas independentistas del líder checheno, Djohar Dudaev. Y mientras que intelectuales chechenos abandonaban masivamente la región separatista, hundida en el caos por las bandas islamistas, Zakáev se hizo con el “ministerio checheno” de Cultura. Pero, muy pronto, pasó a ser uno de los “señores de la guerra”: seguir con el tema de la cultura era absurdo, ya que los islamistas cerraron hasta las escuelas primarias.

Zakáev es “general de brigada”. Bajo su mando durante diez años, desde 1991 hasta 2001, se encontraban de 300 a 1.500 terroristas. En diciembre de 1995 fusiló a 10 civiles chechenos en el pueblo de Urus-Martán, por simpatizar con los rusos. En enero de 1996 asesinó a dos curas ortodoxos. A finales de 1996 organizó varios atentados en lugares públicos contra la población civil chechena para sembrar el pánico: murieron más de 20 mujeres, algunas de ellas embarazadas. Organizó en su propia casa de Urus-Martán una cárcel para los secuestrados. Los que no pudieron pagar el rescate fueron brutalmente torturados y ejecutados.

Pero además de asesino, Zakáev es también “diplomático”. Y es que tiene un “don especial” para cumplir la misión de emisario del terror checheno en el mundo. Resulta que los demás cabecillas terroristas tienen cara de asesinos y dan miedo a sus interlocutores. Pero Zakáev ha podido conservar su imagen de “artista”: por algo trabajó en el teatro. Por supuesto, su misión más importante ha sido establecer relaciones con Al Qaeda y los demás grupos internacionales del terror. Fue el “artista” quien consiguió una abundante finaciación por parte de estas organizaciones y el envío de mercenarios. El tristemente célebre “Batallón Islámico Jaamat”, compuesto por unos 100 asesinos turcos, árabes y afganos, formó parte de la banda de Zakaév.

El caso de Zakáev es un desafío no sólo para la justicia danesa y europea en general. Si sus crimenes son perdonados y recibe asilo en Europa, la gente de buena voluntad perderemos definitivamente la esperanza de que un día este continente esté libre de terrorismo.

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