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Víctor Llano

Amigos de los verdugos

Antonio Guedes, vicepresidente de Unión Liberal Cubana, no entiende cómo algunos responsables del Partido Socialista Obrero Español, lejos de denunciar los crímenes de la tiranía castrista, se declaran amigos de Fidel Castro y de su régimen. Por su interés reproducimos la carta pública que el político cubano-español dirige a los socialistas españoles.

Estimados dirigentes del PSOE:

En las últimas semanas hemos asistido a una serie de declaraciones de responsables del Partido Socialista Obrero Español con relación al régimen de Cuba, que nos alarman profundamente, dado que se trata de un partido supuestamente democrático. Primero fue Jesús Caldera —portavoz en el Congreso del Grupo Parlamentario Socialista— quien aseguró en La Habana que él está “más cerca de Fidel Castro que de Guillermo Gortázar”. ¿Por qué el político socialista español se siente más próximo a un tirano que a un parlamentario español siempre respetuoso con la democracia?

Después le ha tocado el turno de proclamar su devoción totalitaria al eurodiputado socialista Miguel Ángel Martínez, quien en un artículo publicado en el diario
ABC, afirma que “en su inmensa mayoría mis compañeros de partido comparten mi amistad y mi solidaridad con Cuba, con su pueblo y con su revolución”. Martínez se opuso en un tono descompuesto a que se otorgara el Premio Sajarov al cubano opositor Oswaldo Payá y propuso, en cambio, que se entregara a cinco militares cubanos detenidos en Estados Unidos por espionaje. ¿No le importa a este castrista que en las cárceles de la isla haya numerosos socialistas y socialdemócratas que, como Vladimiro Roca, luchan codo con codo junto a Oswaldo Payá para conquistar las libertades que la tiranía de Fidel Castro ha arrebatado a los cubanos? ¿Es ésta la postura oficial de los actuales dirigentes del PSOE? ¿Apoyan o están políticamente cerca del máximo responsable de miles de fusilamientos y torturas? ¿No les importa las confiscaciones de muchas propiedades españolas, el apartheid que sufren los cubanos y el desgarramiento del exilio político más grande de la historia de América? ¿Están de acuerdo con el partido único, con el control total de los medios de comunicación social, con la ausencia de un estado de derecho y con la imposibilidad real que tienen los cubanos para escoger su destino como pueblo?

Siempre creí que el Partido Socialista Obrero Español defendería el derecho de todos los ciudadanos a vivir en un país donde se respetaran los derechos humanos. Ahora, después de escuchar a algunos de sus responsables, tengo serias dudas.

Antonio Guedes
Vicepresidente de Unión Liberal Cubana


Hace ya varios días le hemos trasladado a Manuel Marín —portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en la Comisión de Asuntos Exteriores— muchas de las preguntas que el doctor Guedes ha hecho públicas. No dudamos que en breve nos explicará cuál es la posición de su partido respecto al régimen de Fidel Castro.

Lástima que otros exiliados prefieran dedicarse a la historia y ocupen su tiempo en denunciar un pasado que ya no puede hacerles daño. Y es que hay gente para todo. Nada menos que cincuenta “intelectuales” y “artistas” cubanos en el exilio han enviado una carta al Cabildo Insular de Santa Cruz de Tenerife solicitando que se retire el nombre del General Valeriano Weyler de una plaza de esa ciudad. ¿Por qué en lugar de remontarse al militar español, no protestan por la escultura de Guevara que en la provincia de Madrid inauguró el líder de Izquierda Unida Gaspar Chemazares? ¿Por qué no escriben al diario El País y responden como se merece a Felipe González? El ex presidente español aseguró en un artículo publicado el 16 de julio de 2002 que el régimen castrista “no es comparable con las dictaduras del Cono Sur”. Los supuestos intelectuales que no olvidan a Weyler no se sintieron ofendidos por estas declaraciones. Es muy difícil comprender a algunos exiliados cubanos que —considerándose a sí mismos artistas— pretenden pasar por disidentes, cuando lo único que persiguen es que Polanco les publique un artículo. Quieren llevarse bien con todo el mundo. Con las víctimas y con los amigos de los verdugos, sin embargo, sólo consiguen hacer el ridículo y que tanto unos como otros les desprecien.

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