Al menos respecto a la tiranía castrista Zapatero no mintió cuando aseguró que Barack Obama adopta decisiones semejantes a las suyas. Hasta los primos segundos de los rehenes de los Castro podrán viajar una y otra vez a Isla Cárcel y dejar en manos de los verdugos 3.000 dólares. La mitad de lo que les llegue les servirá para multiplicar la fortuna que quieren dejarles a sus hijos y nietos. La otra mitad la destinarán a multiplicar la represión y construir nuevas ergástulas que sumar a las más de doscientas donde ya torturan a cien mil presos.
Como José Luis Rodríguez Zapatero, Obama prefiere acercarse a los socios de los carceleros antes que a sus víctimas. De poco le sirvió a Óscar Elías Biscet ser más negro y más pobre que el que ahora corre a auxiliar a sus torturadores. Ni él ni Rafael Chávez González se beneficiarán de la decisión del Gobierno estadounidense, más preocupado por la suerte de Manuel Zelaya que por la de once millones de cubanos, a los que no se les permite escapar de los tiranos que se enriquecen gracias a la caridad que les llega de los familiares que huyeron y que aún lejos de ellos siguen siendo víctimas de la miseria que sufren los que dejaron en Cuba.
Lo que no podrán impedir ni Obama ni Zapatero es que los que puedan insistan en escapar de la tiranía que sobrevive gracias a su hambre y a su desesperación. Es lo que han hecho cuatro jugadores de baloncesto que tres meses antes de desertar juraron "lealtad y apoyo" a la gran trola. Quien sí se sentirá muy satisfecho es el presidente de la Asamblea General de la ONU. Sin duda alcanzó el éxtasis cuando comprobó que también Obama se suma a pagar el impuesto robolucionario a la tiranía castrista. Según Miguel D'Escoto, Fidel Castro, es "el mejor discípulo de Jesús". Lo que no conocemos son los apellidos del asesino en serie al que se refiere el liberticida que tanta admiración siente por el socio del Gobierno español.