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Víctor Llano

Castro sólo paga a los que le “bloquean”

Mientras que el coma-andante debe todo y algo más a buena parte de Europa, a los que supuestamente le bloquean no les adeuda ni un petrodólar de los millones que le regala el enajenado de su compadre. Es lo que tiene el bloqueo.

A pesar de que son muchos los europeos que justifican el desastre de la economía cubana por el bloqueo que nunca existió, nadie que no esté al servicio de la farsa comunista podrá negar que año tras año aumenta significativamente el comercio entre la mafia castrista y las compañías norteamericanas. Según un informe hecho público por la empresa Alimport, desde el 2001 –año en el que el Departamento del Tesoro estadounidense autorizó al régimen de Castro a comprar alimentos en la “potencia enemiga”– el Gobierno cubano se esfuerza en pagar al contado todo lo que le ofrecen los “enemigos yanquis” que buscan alcanzar una posición privilegiada en la Isla antes de que allí se celebre el esperado velorio de su sorprendente socio.

Por mucho que los progres liberticidas insistan en la patraña del bloqueo, lo cierto es que en el 2005 las compras de alimentos del Gobierno cubano a Estados Unidos se incrementaron en un 12% –66,7 millones de dólares– respecto al año anterior. Y es que a Castro le sobra la pasta siempre que sea para gastársela en el país que tanto odia. Allí se dejó 1.757 millones desde que se le permitió firmar acuerdos comerciales con 159 compañías –157 estadounidenses y dos filiales francesas de empresas norteamericanas– en 35 de los estados casi siempre enemigos. Entre los principales productos importados desde Estados Unidos figuran el pollo (372.000 toneladas), el maíz (2 millones), el trigo (1,7 millones), el arroz (656.000), el fríjol de soja (434.000) y la harina de soja (600.000).

Mientras que el coma-andante debe todo y algo más a buena parte de Europa, a los que supuestamente le bloquean no les adeuda ni un petrodólar de los millones que le regala el enajenado de su compadre. Es lo que tiene el bloqueo. Los estadounidenses no le entregan la mercancía antes de recibir la pasta. Saben con quien se juegan sus cuartos. Tal vez por eso les envidiamos tanto. Ojalá aprendan la lección los empresarios de nuestro país que cegados por la ambición y la falta de escrúpulos corrieron en auxilio del gángster que robó a cientos de miles de sus compatriotas todo lo que poseían. Después de décadas de tiranía no podrán alegar desconocimiento los que cuando más lo necesitaba socorrieron al verdugo de cientos de miles de españoles.

Mintieron entonces y mienten ahora que tanto se quejan. Jamás quisieron ayudar a los cubanos. Nadie les obligó a negociar con su carcelero. En el pecado llevan la penitencia. Y aunque nunca nos alegraremos del mal ajeno, nos importa mucho más que su ruina el sufrimiento eterno de las víctimas de su socio. Por mucho que se empeñen, difícilmente recuperarán lo que invirtieron en los escombros que rodean a las más de doscientas cárceles. La economía comunista jamás podrá liquidar las deudas de su Máximo Líder. Y se equivocan si confían en que un día más o menos próximo un gobierno democrático les devuelva lo que prestaron a los verdugos. Mucho me temo que no estará entre sus prioridades satisfacer a los empresarios que colaboraron con la barbarie. Nadie podrá reprochárselo. Cuando se pierde se pierde. No es el caso de los estadounidenses, que no sueltan el pollo antes de haber recibido la guita.

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