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Víctor Llano

Con Zapatero a la cabeza de la traición

Es cierto que los gobiernos de los Estados Unidos han podido hacer mucho más que lo que han hecho por las víctimas de la barbarie comunista. Pero también es cierto que, al contrario de los europeos, jamás financiaron a sus carceleros.

Tras simular durante medio siglo que esperaban por el hombre nuevo, ahora quieren convencer a sus víctimas de que les venderán la vaquita por lo que vale. Los negreros que en Cuba persiguen a todos los que le reclaman el más mínimo de los derechos sindicales, ya han advertido a los que tienen por siervos que pueden ir despidiéndose de la igualdad salarial.

Los jefes del Ejército –ahora dueños de las únicas empresas que pueden valer algo en la isla de las más de trescientas cárceles– han convencido a Raúl Castro de que sólo podrán multiplicar el fruto de lo robado si pagan a cada trabajador lo que ellos dirán que merece. Los cuatreros que disfrutan de lo que no es suyo se aburrieron de mentir sobre la supuesta solidaridad robolucionaria de la clase trabajadora. Sus cuentas corrientes no entienden de patrañas. El que no se esfuerce en trabajar para ellos conocerá mucha más hambre de la que ya conoce.

No nos sorprendería que la medida que ha anunciado la tiranía castrista ayude a la Unión Europea –con Zapatero a la cabeza de la traición– a simular que se deja engañar por los cambios que prometen los herederos de máximo líder de los cuatreros multimillonarios. Esta misma semana comprobaremos hasta dónde alcanza el desprecio por el sufrimiento ajeno.

Jamás me cansaré de pedirles a los cubanos que no olviden lo que desde Europa no se hizo en favor de ellos y sí de sus carceleros. Es cierto que los gobiernos de los Estados Unidos han podido hacer mucho más que lo que han hecho por las víctimas de la barbarie comunista. Tras casi cincuenta años de tiranía nadie podría negarlo. Pero también es cierto que, al contrario de los europeos, jamás financiaron a sus carceleros.

No sabemos lo que hará Obama si le llevan a la Casa Blanca. Ya ha declarado que no le importaría reunirse con Raúl Castro. No obstante, y a pesar de que como otros muchos cubanos prefiera que no resulte elegido presidente, una cosa es entrevistarse con el nuevo coma-andante y otra muy distinta dispensarle el trato que según todos los indicios la Unión Europea está a dos días de dispensarle.

Mientras los estadounidenses tratan de que le llegue algo de oxígeno a la disidencia, los europeos insisten en servirse de patrañas que les sirven de pretextos para seguir alimentando a sus torturadores. Por fortuna, los cubanos aún pueden contar con los liberales que no renuncian a denunciar los crímenes de la peor de las tiranías.

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