Menú
Víctor Llano

Del diario El Mundo y de la tiranía de los Castro

No era más que un niño cuando yo también aprendí a temer a los hermanos Castro. Por tanto, no soy capaz de entender cómo El Mundo, el que también es mi periódico, rara vez alcanza a contar la verdad de lo que ocurre en Isla Cárcel.

Desde que existe, siempre compro y leo el diario El Mundo. Leo casi todos los otros. Pero sólo compro el periódico que dirige Pedro J. Ramírez. Lo compro a pesar de que ya no publica Los agujeros negros de Fernando Múgica que me sirvieron para no caer en la trampa de la trola del 11-M. Un día me contaron que lo que más irritaba a Zapatero era desayunar con las investigaciones de Fernando. Ahora desayunará más tranquilo a pesar de que todavía no nos ha dicho quién fue el profeta de los extrañísimos sucesos que ocurrieron en Leganés el 3 de abril de 2004 y que semanas antes le habló del suicida que jamás existió. Zapatero se alegrará de que ya no escriba Fernando tanto como yo lo siento. Sin embargo, sigo comprando el diario El Mundo. 

Lo compro porque incluso sin los "agujeros negros" trata de acercarse a la verdad del 11-M. Y lo compro también por Federico Jiménez Losantos, por el propio Pedro J. y por muchos de sus periodistas. Por gustarme me gustan hasta las cartas-sábanas del director que unos miserables quisieron asesinar civilmente. Por fortuna, por su valor y por la lealtad de sus amigos, no lo lograron. Y ahí sigue. Dirigiendo un periódico imprescindible para todos los que no nos conformamos con las patrañas de un Régimen que casi siempre renuncia a investigarse a sí mismo.

Porque compro sólo el diario El Mundo, porque me consta el valor de Pedro J. Ramírez, porque sé que no le duermen con patrañas, es por lo que leo con asombro lo que año tras año publica respecto a Cuba. De niño sufrí la tiranía de los Castro. Supe del miedo que por ellos sentían mis padres antes y después de que les robaran lo poco que con mucho sacrificio habían ahorrado. No era más que un niño cuando yo también aprendí a temerles. Por tanto, no soy capaz de entender cómo el que también es mi periódico rara vez alcanza a contar la verdad de lo que ocurre en Isla Cárcel.

No sé si el mejor director de periódicos que conozco leerá este artículo. Pero si lo lee o alguien le habla de él, tal vez entienda por qué le recuerdo que los hermanos Castro no son mejores que Rafael Vera. Y ya es difícil.

En Internacional

    0
    comentarios
    Acceda a los 1 comentarios guardados