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Víctor Llano

El frío análisis de los desalmados

La victoria de Hugo Chávez es también la penúltima derrota de las víctimas de la tiranía castrista. No entienden cómo tan cerca de su sufrimiento se puede apostar por la misma patraña de la que sólo nacerá más miseria y más represión.

Fidel Castro no se demoró en celebrar la victoria del golpismo que apadrina en Venezuela. No pudo decir más con menos palabras. No obstante, ha vuelto a mentir. No es cierto que aún no podamos imaginar hasta dónde alcanzará la victoria de la trampa que gestiona su ahijado favorito. Basta mirar a las más de doscientas cárceles comunistas para saber lo que pueden esperar los venezolanos.

La victoria de Hugo Chávez es también la penúltima derrota de las víctimas de la tiranía castrista. No entienden cómo tan cerca de su sufrimiento se puede apostar por la misma patraña de la que sólo nacerá más miseria y más represión. Hasta ahora no les sirvió de mucho, pero no se cansarán de advertirles a los venezolanos que se equivocarán si confían en que otros vayan a hacer algo para ellos y resolver en Venezuela lo que no resolvieron en la Isla-cárcel.

Ya les consta lo que pueden esperar de los socialistas españoles. Se conforman con analizar lo que les ocurre. Lo suyo es el frío análisis. Mejor bajo una palmera y bebiendo el enésimo daiquiri. Como en Cuba, prefieren mirar para otro sitio y descansar en Isla Margarita sin correr el riesgo de que les detengan los gorilas del Gorila que llegaron de La Habana.

Por fortuna, no todos los españoles son como la secretaria de Organización del PSOE. No todos desprecian el sufrimiento ajeno. Algunos prefieren correr el riesgo demorir entre los pobres. Los daiquiris y las palmeras lo dejan para los desalmados que ante el sufrimiento ajeno piden más tiempo para seguir analizándolo. Es lo que tienen algunos cobardes. Les falta el valor y la compasión del sacerdote que asesinaron cerca de La Habana.

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