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Víctor Llano

Juanes tiene negra algo más que la camisa

Juanes, Víctor Manuel y Miguel Bosé no podrían disfrutar de mejor escenario desde el que burlarse del sufrimiento ajeno. El fantasma de un asesino en serie se asomó a una ventana del Ministerio del Interior y asistió a su concierto.

Juan Esteban Aristizábal Vásquez presume de que este domingo cantó en Cuba por la paz. No miente. Es cierto. Cantó por la paz que disfrutan los tiburones del Estrecho de La Florida cuando se alimentan de las víctimas de la tiranía castrista. Por la los carceleros de más de cien mil presos. Por la de los verdugos de las UMAP. Por la de los proxenetas que se enriquecen prostituyendo a miles de adolescentes cubanos. Por la de los socios de los tiranos que invierten en los prostíbulos que no alcanzan a esconder más de doscientas cárceles. Por la del máximo líder de los cuatreros multimillonarios.

Sí. Juanes cantó por la paz. Por la de los cementerios y en la Plaza de la Robolución. Dicen que dijo: "He tenido los huevos como para estar aquí a pesar de las críticas de una parte del exilio de Miami". ¡Qué valiente! Lástima que tantos huevos no le alcanzarán para recordar a los miles de presos que sus anfitriones torturan por matar una vaca que es suya o por intentar escapar de la patraña que les asfixia desde 1959.

Víctor Manuel también cantó por la paz en Isla Cárcel. Y no es la primera vez. Ya lo hizo cuando compuso una canción en honor y gloria de Francisco Franco:

Gracias le doy al gran hombre que supo alejar esa invasión que la senda venía a cambiar.
Otros vendrán que el camino no habrán de labrar.
Él lo labró, a los otros les toca sembrar.
Otros vendrán, el camino más limpio hallarán.
Deben seguir por la senda que aquél nos marcó.
No han de ocultar, hacia el hombre que trajo esta paz, su admiración.
Y por favor pido siga esta paz.

Eso es. El asturiano pide que siga la paz que permite que en Cuba masacren a los descendientes de miles de asturianos. La de Guevara. Es lo que tiene Víctor Manuel. Nunca olvidó lo que con tanto éxito explicó el carnicerito de La Cabaña:

No hace falta hacer muchas averiguaciones para fusilar a uno. Lo que hay que saber es si es necesario fusilarlo. Nada más. Debe dársele al reo la posibilidad de hacer sus descargos antes de fusilarlo. Y esto quiere decir, entiéndeme bien, que siempre debe fusilarse al reo, sin importar cuáles hayan sido sus descargos. No hay que equivocarse en esto. Nuestra misión no consiste en dar garantías procesales a nadie, sino en hacer la revolución, y debemos empezar por las garantías procesales mismas.

Juanes, Víctor Manuel y Miguel Bosé no podrían disfrutar de mejor escenario desde el que burlarse del sufrimiento ajeno. Las crónicas no lo cuentan; sin embargo, a los subvencionados titiriteros no les pasó inadvertido. El fantasma de un asesino en serie se asomó a una ventana del Ministerio del Interior y asistió a su concierto. Se reía a carcajadas mientras aplaudía sin cesar. No podía faltar. También lucía una camisa blanca. Eso sí, manchada de sangre.

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