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Víctor Llano

La mejilla de otros

Es lo que tiene la Alianza de Civilizaciones. Su máximo líder insiste en poner a disposición de los torturadores la otra mejilla. Pero nunca la suya. En Cuba, la de los cubanos. En Irak, la de los iraquíes. En el Sáhara, la de los saharauis.

Castro estrenó un nuevo chándal y un mejor aspecto horas después de condenar a cuatro años de prisión a uno de los pocos periodistas independientes que aún no había encarcelado. Ya son al menos veinticinco los periodistas confinados en la mayor jaula del mundo para periodistas. A los que han de sumarse cientos de activistas de los derechos humanos que son torturados en los más de doscientos penales junto a otros cien mil presos procesados sin la más mínima de las garantías jurídicas. Sin embargo, a pesar de que le consta que es cierto lo que denunciamos, Moratinos se siente optimista respecto a la evolución de los derechos humanos en Cuba.

Nadie entiende la actitud que, sin aparente necesidad, ha adoptado el Gobierno español respecto a la tiranía castrista. Y lo peor es que tampoco nadie ha de sorprenderse. Desde que gobiernan gracias a una masacre que no han investigado, Zapatero y sus ministros no han sido capaces de explicar su indiferencia ante el sufrimiento ajeno siempre y cuando éste responda a la barbarie de los que consideran sus amigos. Es lo que tiene la Alianza de Civilizaciones. Su máximo líder insiste en poner a disposición de los torturadores la otra mejilla. Pero nunca la suya. En Cuba, la de los cubanos. En Irak, la de los iraquíes. En el Sáhara, la de los saharauis. En el País Vasco, la de los que no se conforman con vivir sin libertad. Es su manera de entender la diferencia. Siempre a favor de los liberticidas.

De poco les va a servir a los diputados del Partido Popular exigir que les expliquen lo inexplicable. Les contestarán, si les contestan, con más de lo mismo. Con lo que califican de "mecanismos de diálogo". Palabras no les faltan. Con ellas intentan justificar la cobardía que les lleva a dialogar con los verdugos y a ignorar a los sacrificados. Poco les importa que la inmensa mayoría de los presos que torturan en la Prisión-grande desciendan de españoles.

Es cierto. El presidente por accidente quiere entenderse con algunos cubanos. Pero sólo con los carceleros. Sus víctimas no podrán evitarlo. Los españoles, sí. No votando a los que desprecian el sufrimiento ajeno.

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