Los hermanos Castro no permiten que Estados Unidos ayude a las víctimas del huracán Gustav. El régimen castrista rechaza su ayuda, asegura que no la necesitan y aprovecha la ocasión para reprocharle a la administración estadounidense el bloqueo que nunca existió.
Mientras conserven el poder jamás renunciarán a servirse de la patraña que millones de liberticidas simulan creer y utilizan para justificar la miseria y la represión que sufren sus víctimas. Por mucho que insistan en la trola del supuesto bloqueo, a los robolucionarios les consta que el fallido embargo de la eterna "potencia enemiga" responde al objetivo de impedir que se enriquezcan con propiedades robadas. Objetivo que les sirve para lograr que desde otros muchos países les llegue lo que sólo ellos saben cómo reparten.
El régimen castrista no tiene con qué comprar en Estados Unidos más de lo que ya compra. Lo que busca son los créditos blandos que podrían ofrecerle en caso de que Obama alcance la presidencia y levante el embargo. Es lo que le pedirá Raúl Castro si llega a reunirse con él. Hasta entonces cuenta con sobrevivir gracias al favor de Hugo Chávez y de todos los desalmados que se prestan a financiar su barbarie.
No por gusto a la inmensa mayoría de los exiliados cubanos les preocupa que el candidato demócrata haya declarado que está dispuesto a reunirse con Raúl Castro. Ya le ha pedido a Bush una moratoria en el embargo a la tiranía. Si llega a presidente podrá reunirse con quien quiera, pero si no quiere traicionar sus promesas y es cierto que quiere estar cerca de los que más sufren, antes de reunirse con Raúl Castro tendría que exigirle que le dejara visitar en prisión a un mulato un poco más negro y mucho más pobre que él.