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Víctor Llano

No esperan nada bueno de Castro

Como ya adelantó Libertad Digital el lunes 28 de octubre, los disidentes cubanos Martha Beatriz Roque, René Gómez Manzano y Félix Antonio Bonne Carcassés, signatarios junto a Vladimiro Roca del opúsculo La patria es de todos, convocaron a los periodistas extranjeros destacados en La Habana para informarles de que gran parte de la disidencia interna cubana había decidido agruparse para promover la sociedad civil en la isla.

Martha y sus compañeros aseguran representar a 321 organizaciones que –desafiando a la tiranía– pretenden crear una especie de “parlamento opositor”. Los fundadores de la “Asamblea para Promover la Sociedad Civil” en la finca de los hermanos Castro, no le piden al tirano que sea condescendiente y “afloje”; sus interlocutores no son los verdugos, son las víctimas, a quienes animan a organizarse para reconquistar lo que es suyo. No quieren que les identifiquen con el Proyecto Varela, ni pretenden engañar a los extranjeros haciéndoles creer que es posible que el régimen que padecen consienta algún tipo de apertura.

A pesar de los premios y el reconocimiento que en el extranjero ha cosechado Oswaldo Payá, Martha no renuncia a sus principios y no se sube a un “carro” que, muy alejado de la realidad, intenta desmontar la tiranía valiéndose de una legislación que sólo existe para enmascarar la barbarie. La valiente economista cubana mantiene lo que el 8 de agosto declaró a Libertad Digital, “El Proyecto Varela fue algo que se quedó verde en su contenido, con una tendencia a la izquierda que no comparto. El referéndum del que se habla es precisamente para apoyar el proyecto, que en síntesis no resuelve el problema de la nación cubana”.

Sin embargo, tanto ella como sus compañeros, quieren que en su iniciativa quepan todos, incluso aquellos que –arriesgándose a ir a la cárcel– han apoyado la idea de Oswaldo Payá. Saben que son pocos los que tienen madera de héroes y están dispuestos a soportar el sufrimiento propio y el de sus familias.

Mientras Fidel Castro y sus cómplices conserven el poder en la isla, va a resultar imposible recrear lo que con tanto éxito destruyeron. Pero aún después de su muerte o de que sus propios militares les desalojen del gobierno, pasarán años antes de que en Cuba exista una sociedad civil. La robolución comunista no sólo ha hecho imposible toda iniciativa privada, ha destruido la familia y ha llevado a los cubanos a despreciar los valores que conforman cualquier sociedad que pretenda respetarse a sí misma. El 8 de enero de este año, Pedro Meurice Estiu, obispo de Santiago de Cuba, aseguró a este periódico que “el 50% de los niños que nacen en la isla son de padre desconocido”; pero, aunque este dato sea en sí mismo demoledor, ni siquiera refleja la indigencia moral en la que crecen gran parte de los niños cubanos, incluso los padres que sí han reconocido a sus hijos se han visto obligados a compartir la patria potestad con el Máximo Líder.

La sociedad civil cubana hace décadas que reside fuera de la isla. Son los que escaparon, los que cuando llegue el momento tendrán que reconstruir un país que ellos, y unos pocos como Martha Beatriz Roque, no quieren que permanezca inmerso en el sufrimiento y la miseria.

Castro le aseguró Barbarita Walters, una especie de portavoz oficiosa de Granma en la cadena de televisión norteamericana ABC, que “a su debido tiempo”, contestaría al Proyecto Varela; sin embargo, la “Asamblea para Promover la Sociedad Civil” no le pide que le conteste, no pierde el tiempo, ni se lo hace perder a otros.

La libertad no se suplica, se tiene o se conquista. Pero claro, es muy fácil decir esto cuando no se tiene miedo a que llamen a tu puerta, te separen de tus hijos y te encierren en una prisión. A pesar de ello, hay miles de cubanos que no se resignan y que se empeñan en arriesgar su vida para que otros también sean libres. Porque de lo que no cabe duda es de que Martha y sus compañeros ya lo son. Aunque esta noche tengan que dormir en la cárcel.

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