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Víctor Llano

Vuelve el felipismo

El gobierno socialista va a nombrar embajador en La Habana a un diplomático felipista. Se trata de Carlos Alonso Zaldívar, antiguo dirigente del partido comunista. El hombre que según Moratinos tendrá la misión de rebajar la tensión que según él no debe de existir entre el gobierno español y la tiranía castrista, fue, en 1985, durante el primer gobierno socialista, director del gabinete del ministro de Asuntos Exteriores, y un año después, siempre de la mano de Felipe González, asesor ejecutivo de dicho ministerio. Entre 1990 y 1994 dirigió el departamento de Estudios del Gabinete de Presidencia. Poco después fue nombrado embajador en Corea, cargo que ocupó hasta 1996. Dos años más tarde, se incorporó al equipo del Partido Socialista que elaboró el programa electoral para las elecciones generales de 2000. En 2001 fue destinado a Israel como encargado de negocios. Puesto en el que estuvo hasta que le eligieron consejero cultural en Roma. Y ahora a La Habana.
 
Como han podido comprobar, Moratinos no nos ha sorprendido. Ya imaginábamos que iba a nombrar un embajador a gusto del coma-andante. Lástima que conociendo su pasado y su militancia felipista, sea muy poco lo que los cubanos pueden esperar del que será su hombre en Cuba. En cualquier caso, esperemos. Aún el tirano no le ha dado el plácet. Ya tendremos oportunidad de comprobar qué quiere hacer en su finca. Si recibirá o no a los disidentes y si se atreverá a denunciar algo de lo mucho malo que allí ocurre. No obstante, antes de viajar a la Isla de las doscientas cárceles y de los cien mil presos, y como gesto de buena voluntad, podía Zaldívar pedirle a su ministro que normalice la situación de los cerca de 3000 cubanos que sin documentación viven en España después de huir de la tiranía de Fidel Castro. Si de lo que se trata es de limar asperezas con Cuba, que empiece por las víctimas. Con los que huyeron de la Prisión-grande que sin “papeles” ni trabajo malviven en nuestro país y que ya no dependen de Castro, dependen de Moratinos. Zaldívar podía hacer algo por ellos antes de ocupar su cargo.
 
Sin ir más lejos, esta misma semana se ha quedado aquí Javier Brito, jugador de Voleibol de la selección cubana que participó en un torneo celebrado en nuestro país. El que será embajador de todos los españoles en la finca de su verdugo haría bien en preguntarle por qué no regresó al paraíso comunista. Por cierto, Brito y los que como él huyeron de la mafia comunista han de cuidarse mucho de no pasear el próximo viernes cerca de la embajada de Estados Unidos en Madrid. Los numerosos amigos que el Monstruo de Birán tiene en España han convocado una concentración para apoyarle. Aún no sabemos si acudirá el “Gallego Fernández”, vicepresidente del gobierno castrista que todavía anda por estos pagos. Pero no nos extrañaría. Desde que Zapatero está donde está se sienten muy a gusto en nuestro país. Será por el nuevo talante que nos desborda sin que nada podemos hacer para evitarlo. El caso es que los castristas consideran que ha llegado la hora de servirse del Bambi de hierro para llevarse todo lo que puedan de España. Para ellos el nuevo talante no significa más que pasta. Esperemos –si bien por lo que hasta hora sabemos contra toda esperanza- que Carlos Alonso Zaldívar les desengañe con urgencia. ¿O no Moratinos? A ver.

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