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Víctor Llano

Zapatero y dos niñas cubanas

Ya saben las víctimas de Castro –miles de ellas españolas y votantes del PSOE– lo que pueden esperar del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El ejecutivo que preside quiere recuperar "las relaciones de amistad y de cooperación" con su verdugo. Los socialistas españoles dicen ahora –después de 45 años de tiranía– que "confían en que el régimen de La Habana asuma un compromiso firme de defensa de los derechos humanos". Ya les vale. "Compromiso firme". Y lo dicen poco después de que los esbirros del coma-andante impidieran a Miriam Leiva –esposa del disidente Óscar Espinosa– entregar a su marido encarcelado una carta del propio José Luis Rodríguez Zapatero.
 
El jefe del Gobierno español respondió a una misiva en la que la esposa del activista de los derechos humanos le explicaba la situación de su esposo y le felicitaba por su triunfo en las elecciones. En su respuesta, Zapatero le aseguró que su gobierno "está firmemente comprometido a favor de la democratización de Cuba". Entre otras muchas buenas palabras, Zapatero le decía a la mujer de Espinosa lo siguiente: "Para mí, al igual que para el resto de los españoles, su país está muy cercano a nosotros, a nuestros corazones, y ésa es la razón principal que nos lleva a promover ese espíritu de paz, libertad y respeto a los derechos humanos que representa el sistema político en el que usted y yo creemos". Y añadió: "No dude en que este compromiso democrático de España tendrá en cuenta las peticiones y necesidades de los que, como usted y su esposo, disienten con respeto del régimen vigente en Cuba".
 
Difícilmente se puede ser más cínico. Así que el nuevo Gobierno español "tendrá en cuenta las peticiones y necesidades" de los disidentes cubanos. ¡Ya hay que tener poca vergüenza! Y es que antes se coge a un mentiroso que a un cojo. Pocos días después de escribir esta carta, el ejecutivo que preside Zapatero obligó a regresar a la Prisión-grande a un disidente que, junto a sus dos hijas de cuatro y doce años, pretendía huir de la mafia comunista. A las niñas, no lo olviden, una de ellas de cuatro años, se les obligó a viajar durante más de dieciséis horas seguidas después de pasar varios días retenidas en el aeropuerto de Madrid. A pesar de que el padre advirtió a la policía española de que no les permitirían entrar en Cuba tras salir de allí definitivamente, las autoridades de nuestro país les forzaron a regresar a La Habana.
 
Como el padre temía y, según las leyes de la tiranía, allí tampoco les permitieron abandonar el aeropuerto y a los tres los devolvieron a Madrid una hora después de aterrizar. Este sábado 26 de junio, cuando son las 14 horas, se encuentran de nuevo en un espacio que en Barajas llaman Frontera a la espera de que por la noche se les obligue a subir a un avión con destino a Cabo Verde, país en el que no conocen a nadie y para el que consiguieron un definitivo permiso de salida con intención de quedarse en Madrid cuando el avión hiciera escala en la capital de España.
 
Según nos ha dicho su madre, que ya regresó a Canarias, nada se puede hacer por ellos. Y es que el compromiso de Zapatero con las víctimas de Castro no llega hasta el extremo de ofrecer asilo humanitario a dos niñas que lo único que pretendían era huir de la tiranía y reunirse con su madre. A los verdugos les ofrece diálogo al tiempo que desprecia el sufrimiento de sus víctimas. Insistimos, la policía del mudo Alonso ni siquiera permitió a las dos niñas reunirse un momento con su madre que lleva varios años residiendo en España. Es la manera que tiene Zapatero de estar cerca del "corazón de las cubanos".

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