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Víctor Orta

Primero defender, luego Cristiano

El ideal de Queiroz es el trabajo estajanovista sin balón, ocupando espacios y buscando una salida al contragolpe brutal para incorporarse desde segunda línea con cuantos más jugadores mejor.

Viendo los futbolistas de los que dispone el seleccionador Carlos Queiroz debiera parecer que nuestro partido va a ser de igual a igual, de tú a tú, como el que jugamos contra Chile (aunque esperemos que no con el mismo final). Sin embargo, sinceramente, creo que va a ser más parecido al de Suiza.

Carlos Queiroz tenía como carta de presentación cuando era entrenador juvenil (dos veces campeón del Mundo sub-20, año 1989 y año 1991, con Joao Pinto, Peixe, Jorge Costa, Figo) un futbol ofensivo y espectacular. No sé si ha sido la edad, que siempre nos vuelve más conservadores, pero ha transformado a su equipo en una máquina de no encajar goles por encima de cualquier otra virtud futbolística. Y es que su ideal es el trabajo estajanovista sin balón, ocupando espacios y buscando una salida al contragolpe brutal para incorporarse desde segunda línea con cuantos más jugadores mejor. Por ahora el plan le está funcionando. Por eso, quizás, poder adelantarse pronto en el marcador pueda ser la mejor arma de España para que, en este partido, la iniciativa tenga que ser suya.

En la portería, y tras una goleada recibida en un amistoso ante Brasil, salió Quim y entró Eduardo. Ha sido clave en el equipo revelación del año, Sporting de Braga, y es de la estirpe de portero serio que no se complica, realiza paradas correctas y siempre está bien posicionado.

Laterales derechos han jugado ya tres: Paulo Ferreira, Ricardo Costa, y Miguel. Creo que al final será este último el titular por su capacidad ofensiva y quizás para aprovechar que España tiene demasiados jugadores por dentro; además, es uno de los que más rendimiento le pueden dar.

Como centrales, la compatibilidad de Ricardo Carvalho y Bruno Alves es inamovible: el técnico y el duro, el rápido y el del juego aéreo, el que la saca jugada y el del desplazamiento en largo. Por separado no estaban en su mejor momento, pero juntos han demostrado que están evolucionando muy positivamente en el Mundial.

Un caso extraño y sorprendente es el del lateral izquierdo, Fabio Coentrao. Tras toda su vida jugando de interior y después del paso de hace un año por el Zaragoza sin pena ni gloria, este año excelente en el Benfica, en el que ha demostrado habilidad, salida de balón, criterio técnico y un increíble crecimiento en agresividad, le ha permitido quedarse con la titularidad, incluso desplazando a Duda, que también jugaba reconvertido en este puesto.

Con las dudas de Danny y Duda, y Deco recién recuperado, la sorpresa puede ser que Pedro Mendes acompañe a los indiscutibles Raúl Meireles y Tiago para formar, quizás, el mejor "trivote" del Mundial. Porque los tres lo tienen todo en este puesto para el fútbol moderno: son equilibrados defensivamente, tácticamente perfectos, buenos pasadores en corto y largo, y encima con llegada a gol. Los tres, pese a jugar en esta posición, superan los cinco goles por año y alguno como Raúl Meireles tiene esa traza de soberbio jugador que evoluciona cada día y no se le ve techo.

A partir de aquí viene el problema para mi gusto de los lusos. Aunque estos futbolistas suelen enganchar en la posición de mediapunta, su capacidad para intentar trabajar defensivamente, muchas veces sin pelota, deja demasiado espacio entre los medios y el tridente ofensivo, haciendo que Cristiano Ronaldo sólo sea capaz de trasladar el balón en sus conducciones maradonianas que acaban con su disparos lejanísimos que a día de hoy están siendo poco efectivos. Aunque Cristiano es Cristiano, y en las grandes ocasiones siempre aparece con cualquier detalle que puede servir para ganar el partido.

Sus acompañantes serán Simao, que juega porque Danny no está del todo bien y por galones, aunque quizás debería mejorar su rendimiento; y el tanque Hugo Almeida como referencia. Este último ha adelantado en la elección al "nacionalizado" Liedson porque aporta más en la presión del rival y trabajo para incomodar la salida de balón del contrario. Y, tal y como dijimos al empezar el artículo, Queiroz ha cambiado: primero piensa en defender y luego ya llegarán los goles.

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