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Wenceslao Cruz

Antonio Resines aún no llega

El actor español Antonio Resines hace una pésima actuación, esta vez, fuera de los escenarios. Ha decidido apoyar junto con otros 134 escritores y artistas, agrupados en la denominada Alianza de Intelectuales Antimperialistas, a la tiranía que desgobierna Cuba en el 50 Aniversario del asalto al Moncada. Su “servicio” lo agradece, una semana después, el oficialismo de la dictadura a través de su periódico Granma”. Este conocido actor y productor cántabro, dueño del Bar “La Reina de Cuba” en Madrid, no dudó en promover firmas para el documento “Con Cuba, contra el imperio” de apoyo a la dictadura cubana, pese a que Saramago, uno de los creadores de la “Alianza”, se ha desmarcado rotundamente con un “Hasta aquí he llegado”.

¿Qué razón tiene Resines para ir contracorriente? En sus propias declaraciones podemos encontrar la respuesta. En una entrevista concedida en Noviembre del pasado año, y poco antes de inaugurar su Bar co-gestionado con otros simpatizantes Castristas, Resines se autodefinía como una persona “tendiente a la idiotez” y todo parece indicar que quiere consumarlo. Este actor, se autodefine como “rebelde” que odia el “autoritarismo”, pero pese a ello, se niega a verlo en su amigo Fidel. En la misma entrevista tampoco duda en afirmar que: si no lo pillasen, robaría el Guernica, identificándose con su personaje de “El robo más grande jamás contado” y entiende por qué caen tan bien ladrones como “Dioni” o el “ladrón del tren de Glasgow”. Con semejante “ética” no debe extrañar que se sume a la causa Eva Forest, “activista” pro-etarra, aunque ella prefiera llamarse "escritora" o “activista por los derechos humanos”.

El premiado dramaturgo comunista Alfonso Sastre, esposo de la Sra. Forest, tampoco dudó en su apoyo incondicional a la tiranía. El Sr. Sastre, que ocultando su nombre tras “Antón Salamanca” en tiempos de Franco y luego de que el 20 de abril de 1963 Julián Grimau es fusilado, a su entender, con un juicio farsa de un delito continuo de rebelión militar; escribió, ante la repulsa internacional, con sarcasmo:

Que haya un cadáver más, ¿qué importa al mundo?
Pero el mundo se agita y se remueve.
En el mil novecientos treinta y nueve
Se fusilaba más sin tanto inmundo
protestar de masones, liberales,
comunistas, social democristianos,
escritores borrachos, italianos,
gente de mal vivir y radicales.
Pero además, ¿qué pasa? ¿Qué presentas,
mundo, como protesta, inoportuno?
¿Te parece tan grave, pues, la cosa?
¿Tanta importancia tiene a fin de cuentas
que sean un millón o un millón y uno
los muertos de una guerra tan gloriosa?


No cabe duda del cinismo de este dramaturgo, analizando sus anteriores versos, cuando recientemente se vuelven a hacer juicios farsas y fusilamientos en Cuba y se niega a condenarlos, más no le tiembla la mano al apoyar con su firma al régimen autor de estos crímenes tan horrendos. Su sarcasmo de ayer ha dejado de serlo hoy, sus versos son reales, demuestran actualidad y su reprobable postura.

La relación existente entre parte de la cultura española y la dictadura castrista no es casual, como tampoco son casuales las posturas o simpatías pro-etarras y secesionistas de muchos de estos actores y escritores. Claro ha de estar, el Gobierno español, que ayudando a que exista una Cuba sin Castro, se estará en el camino de obtener una España sin ETA, la lógica más elemental lleva a afirmarlo.


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