Menú
Zoé Valdés

De necedades

Porque podría suponer que ahora con Trump, la cosa va de perlas, ¿no? ¿O me equivoco?

Se dice que durante el gobierno adulador de Barack Obama hacia el castrismo, y justificado por eso que han dado en llamar deshielo, el gobierno norteamericano, representado por su flamante embajada en La Habana, se puso a repartir visas por una duración de diez años a los emisarios del régimen castrista, entre los que se encuentran artistas, escritores, y hasta militares, o sea, corrijo, hombres de negocios, y etcétera y demás.

Puedo imaginar que con ese tipo de esas visas es con las que siguen entrando y saliendo los emisarios del castrismo a Estados Unidos, como Pedros, digo, como perros, por su casa, en lo que se ha denominado "intercambio cultural" (en el caso de artistas y escritores), que de intercambio dual en ambas direcciones no tiene nada. Se trata de un envío programado unilateral de lo peor de la cultura cubana hacia universidades, teatros y eventos culturales en tierras estadounidenses.

Silvio Rodríguez, el cantautor protesta cubano, que dicho sea de paso jamás ha protestado en contra de los desmanes del régimen cubano, y no sólo no lo ha hecho, sino que ha sido uno de sus mayores cómplices –no olvidemos que en el año 2003 Silvio firmó una carta en la que sus firmantes apoyaban y pedían el fusilamiento de tres jóvenes negros cubanos, ejecución que fue llevada a cabo en menos de 48 horas– cantó el pasado 10 de julio en Central Park, en Nueva York.

Es verdad que su concierto no ha trascendido, no habrá sido el exitazo que esperaban, supongo. Silvio ya está muy discontinuado, su imagen de revolucionario trasnochado incluso ha sido ampliamente superada por la del necio reiterativo de su propia canción, aquella titulada precisamente "El Necio", en la que él mismo se retrata como un vehemente y ferviente jalaleva del castrocomunismo.

El caso es que allí ha estado Silvio, "guerrero" o "guerrillero" todavía para algunos, canturreando o berreando su descarga antiimperialista en el mismo corazón del enemigo, dirán algunos vejetes removiéndoseles la dentadura postiza. Allí estuvo Silvio, el Necio, sí, y cantó y se llenó los bolsillos de dólares traidores. Lo hizo seguramente con repulsión, con un alto grado de desprecio, como sólo los revolucionarios saben hacerlo: desairando, vilipendiando, menospreciando.

Lo extraño –me digo yo– es que ahora con el nuevo gobierno de Donald Trump todavía estos personajes puedan andar en el trajín de entrar y salir de Estados Unidos como si con ellos no fuera. Lo extraño es que no les hayan retirado esas visas por diez años. Y que a pesar del embargo norteamericano a la isla, les sigan lloviendo contratos desde tierras yanquis, y puedan cobrar grandes sumas de dinero pese a las restricciones del Departamento del Tesoro.

Pero más raro aún es que Donald Trump haya conservado la embajada norteamericana en La Habana, y no le dé el varapalo que se merece a la política entreguista y miserable de Obama hacia el tirano Castro II.

Silvio Rodríguez, el Necio comunista, cantó, se embolsó los dólares, y no sé si allí hubo alguna manifestación en contra, por parte de todos esos exiliados que fueron tan maltratados bajo la égida de pasados mandatarios estadounidenses. Porque podría suponer que ahora con Trump, la cosa va de perlas, ¿no? ¿O me equivoco? ¿Quiénes son entonces los necios?

Temas

En Internacional

    0
    comentarios