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Zoé Valdés

Las patadas de Petra Laszlo

Hay demasiada oscuridad en todo esto, y tal vez también mucho odio.

Hay demasiada oscuridad en todo esto, y tal vez también mucho odio.
Imagen Youtube

No, no se trata de un filme de Rainer Werner Fassbinder, ni hablaremos de "las amargas lágrimas de Petra von Kant", sino de las patadas que una camarógrafa húngara del canal de extrema derecha antiinmigración N1TV asestó a un emigrante sirio que huía de la policía con su aterrado hijo pequeño en brazos y a varios otros que corrían también huyendo de los policías. Su nombre: Petra Laszlo, y ha sido expulsada del canal tras la enorme cantidad de protestas recibidas en las redes sociales, en donde el video se hizo viral.

Francamente cruel, resultan raras esas amargadas zancadillas que la periodista pone a sus elegidos: niñas, adolescentes, padre con niño en brazos; sabiéndose además observada y filmada por sus compañeros de trabajo. ¿Ya es el desprecio tan fuerte y llega tan lejos para que así sea?

Pero, para seguir siendo francos, más rara resulta esa carrera en pelo de un grupo de refugiados –a los que tantos filman– contra una alambrada, cuando según se ha confirmado los policías no estaban allí para hacerles daño, sino más bien para protegerles. ¿Se trata de otra información inventada?

Las patadas de Petra Laszlo son reales y no tienen justificación alguna, pero tampoco la tiene esa fuga desaforada en dirección a una cerca de púas, y mucho menos ese ballet de camarógrafos filmando en medio del corre-corre.

Cada día me asombra más la inocencia de los europeos ante imágenes como estas, y sobre todo la reacción tan rápida de los medios de internet, juzgando sin una sola duda, sin una mínima reflexión.

¿Qué significan las patadas de esta joven reportera? ¿Su odio, su asco? ¿O sencillamente tuvo un pasajero ataque de locura? ¿Por qué corre esa gente sin rumbo fijo, delante de unos policías que no les hacen daño? ¿Es delito mostrar incredulidad?

Hay demasiada oscuridad en todo esto, y tal vez también mucho odio. Y lo que más preocupa es ese odio que supuestamente se reparte en patadas y en denuncias, y en gritos de horror. Es una guerra que se desplaza, poco a poco, suavemente, hacia Europa.

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