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Zoé Valdés

Las víctimas y los famosos

Al parecer fue detenida, así como a otros famosos de la bichidisidencia. Justo lo que necesitaba el régimen para tirar abajo cualquier apertura

En enero del 2014, Rosa Rodríguez, la madre del preso político cubano Yosvany Melchor, miembros ambos del Movimiento Cristiano de Liberación, intentó protestar en la Plaza Cívica (Plaza de la Revolución para los castristas); exigiría la libertad de su hijo. Las fuerzas represivas del régimen no la dejaron ni salir de su casa, mucho menos acercarse a la Plaza.

Desde hace varios días la artista cubana Tania Bruguera, hija de un embajador castrista y residente en Nueva York, ha estado llamando a realizar una performance colectiva en la misma Plaza a la que no dejaron ni acercarse a Rosa Rodríguez.

En esa performance habría un micrófono abierto, con el cartel #yoexijo o algo parecido y se suponía que la gente asistiría masivamente como hicieron los indignados de Wall Street a exigir sus derechos. El performance debía realizarse el martes pasado. Salvo algunos periodistas independientes, una putica platanera con aro, balde y paleta, maquillada para el selfie, y un puñado de policías, por ahí no se apareció ni la misma artista que convocaba al acto. Al parecer fue detenida, así como a otros famosos de la bichidisidencia. Justo lo que necesitaba el régimen para tirar abajo cualquier apertura que lleve a entenderse con los Estados Unidos. Justo lo que estaban pidiendo a gritos, y es que si no me dijeran que la convocatoria venía de la Bruguera, que ya hizo una hace algunos años en La Habana y le fue permitida, pensaría que se trata de una actividad organizada por el Partido Comunista o por alguna otra organización de masas.

Ahora, yo me pregunto, por qué la prensa internacional funciona siempre alrededor de los mismos y olvida a menudo a las verdaderas víctimas del castrismo, como es el caso de Rosa Rodríguez y de su hijo que ni siquiera fueron mencionados en letra pequeña en ningún periódico extranjero. Raro.

Y es que en Cuba se ha instaurado en el poder de la imagen una cierta bichidisidencia que entra en el jueguito de la dictadura, y de la que sólo habla la prensa mundial. De los otros, de los auténticos, de los presos políticos, de las madres y hermanas de los mismos, se habla muy poco o no se habla. ¿Extraño, no?

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