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Zoé Valdés

Se murió Castro II, dice Fariñas...

Se ha muerto el muerto más muerto de todos los muertos del castrismo: Raúl Castro, anunció Guillermo 'Coco' Fariñas.

Se ha muerto el muerto más muerto de todos los muertos del castrismo: Raúl Castro, anunció Guillermo Coco Fariñas. Otra vez se murió, habría que aclararlo, porque nadie ignora que Castro II nació muerto a la sombra de su hermano. La noticia la dio en Twitter, con grabación de voz mediante, el mismísimo ex coronel devenido disidente.

Tras la publicación de una foto oficial desmintiendo la muerte del general, junto a un enviado de la duquesa cubana de Luxemburgo, al ex coronel devenido disidente no le ha quedado más remedio que aclarar que su cuenta Twitter había sido hackeada. Pero vamos a ver, ¿le hackearon también la voz? Nada, cosas de la bichidisidencia cubana, muy a la medida del muerto viviente, y a su imagen y semejanza, y de las que se hace eco la prensa internacional. Lamentable.

Fariñas viene haciendo de las suyas desde que la tiranía mató en una cárcel a Orlando Zapata Tamayo –igual desde antes, desde que entregó firmas falsas al MCL (Movimiento Cristiano Liberación) para el Proyecto Varela, en un sobre donde, para colmo, se le deslizó un informe al agente de la DSE que lo atendía–, no habían pasado ni 24 horas y ya el ex coronel se había puesto en huelga de hambre desviando los focos internacionales hacia su persona, lo que consiguió que la prensa, tan desmemoriada para algunas cosas, hiciera borrón y cuenta nueva del asesinato de Zapata Tamayo y se dedicara a él en cuerpo y alma. A eso se reduce la labor del disidente Coco Fariñas, a armar falsas huelgas de hambre y de sed, para que hablen de él internacionalmente, y por encima de todo desviar la atención de lo que realmente la tiene.

Lo mismo intentó, con otros métodos, cuando mataron a Oswaldo Payá y a Harold Cepero, pero no lo consiguió, Yoani Sánchez se le fue por encima vistiendo para la ocasión pulovito impreso antes de que mataran a Payá con la foto de Payá, para enseguida declarar a la prensa mundial que había que brindarle la "presunción de inocencia" a la tiranía. Presunción de inocencia, lectoras y lectores, a un régimen que desde 1959 no ha hecho otra cosa que asesinar opositores –pero eso pidió la famosa bloguera, no justicia, no, "presunción de inocencia" para la dictadura.

Así estamos con la disidencia cubana. Ya hasta escribir sobre ella da dentera, por no decir vergüenza, que yo la vergüenza la conservo para temas mayores. Y esto no es más que muy de poquita cosa, muy de escupidita sin flema, de cagarrutica de chivo.

No sé cómo se atreven siquiera a sacar la cabeza viendo lo que está haciendo la oposición venezolana en las calles de ese país, junto al pueblo. Y todavía se atreven a comentar que los venezolanos debieran liberar a Cuba del castrismo. ¿Y por qué no la liberan ellos? ¿O es que no reciben los suficientes grants americanos como para embullarse a tirar aunque sea una piedra a una ventana de cristal? Bah.

El caso es que Castro II sigue vivito, aunque dando sus últimos coletazos, entre los que se encuentra rendirle de rodillas y con el culo al aire a Trump para que regrese a las negociaciones que inició el perdulero de Obama.

Así están las cosas con "Cubita, la bella, yo no bailo con ella". Lo que trajo el Nautilus.

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