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Daniel Rodríguez Herrera

¿Longhorn lavará más blanco?

Bill Gates ha desvelado lo que serán las principales novedades de Longhorn. Entre ellas, la quizá más polémica es WinFS, un añadido al sistema de ficheros de Windows, NTFS. Los sistemas de ficheros son los encargados de decidir cómo se almacenan los datos en los discos. Actualmente en Windows conviven NTFS y FAT32 para trabajar con discos duros, además de otra serie de sistemas para discos compactos, DVD o disquetes. WinFS será una capa que estará por encima de NTFS y que permitirá realizar búsquedas rápidas y detalladas empleando tecnología propia de las bases de datos. Y ahí entra la polémica, pues es de prever que otras empresas protestarán por la inclusión de código de SQL Server (en dura competencia con Oracle, Sybase e IBM) en Windows.
 
Para los usuarios normales, el mayor atractivo es la nueva estructura gráfica, que pretende equipararse con Mac OS X aunque, eso sí, un lustro después. El sistema tratará todas las ventanas como si fuesen objetos en tres dimensiones, aprovechando la capacidad creciente de las tarjetas gráficas de los ordenadores domésticos para manejarlas y dibujarlas. Las mayores dificultades para lograrlo se centraban en la anticuada estructura de Windows: los programas en este sistema operativo se dibujan a si mismos en pantalla. Por eso, cuando una aplicación se bloquea, la parte de la pantalla que ocupa queda en blanco. Longhorn incluirá una capa intermedia; cada programa se dibujará a si mismo pero dentro de una pantalla virtual que sólo emplea él. Windows se encargará de mezclarlas en el nuevo escritorio.
 
Sin embargo, la mejora más importante es la más oscura y difícil de entender. Van a cambiar el API de Windows, Win32, por uno nuevo basado en la tecnología .NET y denominado WinFX. El API es el lenguaje en el que se comunican las aplicaciones con el sistema operativo de Microsoft. Para comprender la magnitud de este salto, hay que recordar que tenemos el mismo API desde Windows 95. Es posiblemente este cambio la verdadera causa del retraso de su lanzamientos hasta, seguramente, principios de 2006.
 
Es este cambio el que permite tomar en cierta consideración, aunque con comprensible escepticismo, el anuncio de las enormes mejoras de seguridad que incorporará. Hay que indicar que la mayor parte de los agujeros de seguridad son debidos a un error de programación llamado desbordamiento de búfer, y que ese error no puede cometerse empleando .NET. Rescribiendo la infraestructura de comunicaciones en esta plataforma se podrá evitar buena parte de los huecos que emplean gusanos como el Blaster para introducirse en nuestros ordenadores.
 
No obstante, hay un largo trecho hasta el 2006. Ya veremos que anuncios finalmente se cumplen. Y, sobre todo, que hace la competencia mientras tanto.
 
 
Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.

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