Menú
Cuentan de Carmen Romero que solía recomendar a los jóvenes y jóvenas de la organización que viesen El padrino si querían hacer carrera en el partido. Obedecieron con diligencia. La prueba es que la gente de Zapatero ha celebrado los primeros cien días de gobierno con un gesto simbólico que reafirmara su fidelidad a sus enseñanzas y a esa tradición cinéfila, por otro lado, la única genuina de la casa. De ahí que eligieran la efemérides para elevar a la Ejecutiva del PSC a un condenado en firme por delitos comunes. El nombrado, festejado y homenajeado se llama Josep Maria Sala, un ex presidiario que cumpliera condena por fechorías relacionadas con la extorsión a empresas para financiar al PSOE.
 
Como era lógico prever, tal personaje fue el más aclamado por el auditorio en el Congreso del PSC del pasado fin de semana. En eso destacaron sus socios comunistas en el tripartito, que se rompían las manos a aplaudir. Eran los mismos que lo empujaron a la cárcel gracias a un baúl lleno de facturas falsas que les entregó el contable chileno de Filesa; un pobre tipo al que no quisieron pagar los cuatro duros que pedía para abrir un Frankfurt en las Ramblas y callarse.
 
El caso es que aquí está Sala, de nuevo. El hombre de Filesa, Malesa y Time Spot, retirado ya de la primera línea de fuego, será el nuevo responsable de Formación de los socialistas catalanes. Y es que los segundos del ministro de Industria creen que no se debe perder la valiosísima experiencia que atesoró antes de ser atrapado por la Justicia. Por eso, lo han elegido para que sea él quien imparta magisterio sobre el verdadero significado de la renovación ética y moral que prometió Zapatero al hacerse con el Poder.
 
No hay que descartar que el propio ZP asista en calidad de alumno a las clases magistrales. Podría aprenderlo todo sobre cómo pasear con desenvoltura por las cafeterías de los hoteles, cargado de bolsas de deportes. Si al final se anima, es probable que el formador le haga salir a la pizarra para que escriba cien veces lo que le dijo a Pedro Jota durante su primer día en La Moncloa: “He dado todas las instrucciones de seguimiento más absoluto de los currículos de los altos cargos para exigirles un comportamiento absolutamente impecable”. Si es así, salvo que se lo impidan las constantes llamadas de Roldán para ver qué hay de lo suyo, seguro que superará con nota el ejercicio.

En Opinión