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Juan Carlos Girauta

Lo que diga Tusell

Académico y guerrero, la ética profesional de este hombre incluye amenazar desde su atalaya de papel a cuanto anunciante publicitario ose acercarse a La Ilustración Liberal.

Mientras a Pío Moa el diario El País no le considera digno de publicar ni siquiera las cartas de réplica, su gran competidor, El Mundo, escoge al historiador de cabecera de Prisa –mira tú por dónde– para que nos cuente la dictadura de Primo, la Segunda República, la Guerra Civil y el Franquismo entero. Nada menos. Ah, y un poquito de la Transición, pero sólo la puntita. Que sí, que sí, que todo eso nos lo va a explicar con pelos y señales, gracias a El Mundo, don Javier Tusell, azote de emisoras católicas, de historiadores revisionistas (cuando les reconoce la condición de historiador) y de todo aquel que no coincida con su filosofía (deprisa, deprisa). Académico y guerrero, la  ética profesional de este hombre incluye amenazar desde su atalaya de papel a cuanto anunciante publicitario ose acercarse a La Ilustración Liberal. Apagar micrófonos y estrangular revistas es parte de las tareas que corresponden por lo visto al historiador. Parece más bien cosa de comisario político; será que se nos escapa su weltanschauung, su visión del mundo. No su visión de El Mundo, que seguramente habrá mejorado mucho, e incluirá la genuina simpatía y el espontáneo agradecimiento.
 
En 1988, escribió Tusell (apéndice a La dictadura de Franco): “en el momento presente la mejor obra de conjunto sobre el franquismo es la de Stanley Payne, El régimen de Franco”. Teniendo en tan alta consideración a Payne, le habrá tenido que decepcionar lo que este opina de la obra de Moa y acaso le habrá sonrojado que denuncie a los que vienen tratado de ningunear a nuestro compañero. Porque Payne ha afirmado (Revista de libros) que la obra de Moa constituye “el empeño más importante llevado a cabo durante las dos últimas décadas por ningún historiador en cualquier idioma, para reinterpretar la historia de la República y la Guerra Civil”. Y ha lamentado que fuera “recibida con una hostilidad gélida o furibunda” y que haya sido “ignorada o, caso de reseñarse, rechazada como no merecedora de consideración”. Para rematar: “lo más reseñable es que, aparentemente, no hay una sola de las numerosas denuncias de la obra de Moa que realice un esfuerzo intelectualmente serio por refutar cualquiera de sus interpretaciones.” ¿A quién se estará refiriendo su admirado Payne, don Javier?
 
Siempre es recomendable acudir a varios autores al estudiar una época. Pero dadas las urgencias e imposiciones de la vida moderna y demás tópicos, y ante el interés que han despertado por la Historia de España las insistentes tentativas de romperla, creamos por una vez a Tusell y quedémonos, por lo que hace al franquismo, con la que él considera la obra estrella, la de Payne. Y así, en una cadena de confianzas, esa brújula historiográfica nos conducirá, mal que les pese a todos, a la trilogía de Moa a la hora de profundizar en la Segunda República, en sus orígenes, y en la Guerra Civil. Y si nuestra visión del mundo, en un camino inverso al de Tusell, se aparta de la visión deEl Mundo, qué le vamos a hacer.

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