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Eduardo Pedreño

Explorer-Firefox, guerra en el ciberespacio

Una vez más, el soplo de aire fresco llega desde el mundo del software libre. Esta es una guerra de David contra Goliat, pero en el aspecto técnico, por esta vez, David es Microsoft.

La semana pasada Marc Andreessen declaró reabierta una guerra que, en medio de la batalla de los buscadores actualmente en marcha todos habíamos olvidado pero que resulta crucial para el futuro de la red. Desde que en 1998 el Internet Explorer de Microsoft comenzara a barrer del mapa al pionero Netscape el mundo de los buscadores no había estado tan vivo como ahora, con un claro líder –Explorer– y un aspirante al título –Firefox– que por primera vez está siendo capaz de arrebatar cuota de mercado al todopoderoso Explorer, cuyas funcionalidades han cautivado a los usuarios y cuyo esquema de seguridad y desarrollo sobrepasa con creces a Microsoft, que prácticamente ha congelado el desarrollo de su navegador en los últimos años. En resumen, quien se pasa a Firefox no vuelve atrás.
 
Lo llamativo de esta situación es que es una fundación privada (The Mozilla Foundation, antes parte de Netscape) la que ha desarrollado, siguiendo un esquema de software libre, un navegador cuyas características están más cerca de los usuarios que el programa del gigante Microsoft, asediado por problemas de seguridad. Los mandamases de Microsoft, que tanto defendían el monopolio impuesto del navegador partiendo de la base de su capacidad de innovación, han acabado cayendo en su propia trampa. La realidad es que Microsoft, una vez que ha monopolizado el mercado del navegador, ha abandonado completamente su desarrollo durante años, a excepción de pequeñas actualizaciones destinadas a cubrir los permanentes fallos de seguridad. Mientras, una pequeña fundación que hace software libre logra por primera vez en años arrebatar cuota de mercado al gigante. Una vez más, Microsoft empieza a perder la batalla (tímida pero firmemente) contra el software libre que ya le asedia en el campo de los mercados operativos (Linux) o en el de las suites ofimáticas (OpenOffice.org)
 
Las razones por las que Firefox crece tan rápidamente en los últimos meses tienen que ver tanto con el mérito de su aplicación –propagado por el boca a boca, artículos en prensa, en foros y boletines de la red–, como con los deméritos del contrario, inmerso en problemas estructurales de seguridad, fiabilidad y rapidez. Pero uno de los elementos más cruciales de Firefox a la hora de captar y retener usuarios estriba en que los creadores de la Fundación Mozilla han creado, más que un navegador, una forma completamente nueva de navegar, transversal, múltiple y mucho más simple que la impuesta por Microsoft (a través de elementos como las pestañas, que permiten abrir diversas instancias del navegador en la misma ventana), lo que pone la barrera más alta para Microsoft. Cada día que pasa Microsoft pierde a usuarios que muy probablemente no vuelva a recuperar, mientras las perspectivas de un nuevo Explorer mejorado nos llevan al 2006.
 
Una vez más, el soplo de aire fresco llega desde el mundo del software libre. Esta es una guerra de David contra Goliat, pero en el aspecto técnico, por esta vez, David es Microsoft.

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