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EDITORIAL

El Gobierno opta por no hacer nada

Si ZP está dispuesto a refrendar cualquier referéndum contra la soberanía nacional y constitucional —tal y como dijo que estaría dispuesto a hacer antes de llegar al Gobierno— “el drama”, como diría Maragall, estará servido

La rebelión institucional puesta en marcha en el País Vasco no sólo pone en evidencia la determinación de los nacionalistas por hacer de una vez realidad los principios secesionistas con los que fundaron el PNV y, más tarde, ETA, sino también la pasividad —cuando no condescendencia— del partido que tiene la responsabilidad del Gobierno de la nación.
 
Acogerse al hecho de que el Plan Ibarretxe no prosperará porque el PSOE y el PP lo rechazarán en las Cortes Generales, tal y como acaba de limitarse a hacer el presidente del Gobierno y flamante “Personaje del año” del diario El Mundo, ya son ganas de no querer ver la determinación de los nacionalistas por saltarse la ley y de ignorar su anunciada decisión de hacer caso omiso a lo que se diga fuera del Parlamento vasco. La actitud de Zapatero se asemeja a la del policía aquel que trataba de tranquilizar a una mujer amenazada asegurándole por teléfono que no será víctima de ningún maltrato porque están claramente prohibidos por ley...
 
Lo que está claro es que los nacionalistas pincharon, notaron blando y siguieron profundizando. Ya fue lamentable que en su última reunión del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, ni el PSOE ni el PP trataran la rebelión institucional que, sólo horas más tarde, iba a escenificarse en el Parlamento de Vitoria con el apoyo de los diputados de ETA. Sólo un día después de asegurarnos los representantes del partido en el Gobierno y del principal partido de la oposición que se iban a tomar medidas judiciales para reducir la presencia de Batasuna en ámbitos públicos, ahí salía el representante de ETA en el Parlamento de Vitoria ofreciendo su apoyo al resto de los nacionalistas y leyendo un comunicado del jefe de la banda, en lo que constituye un clarísimo —como impune— delito de apología del terrorismo.
 
¿Y qué han hecho ahora tanto el presidente del Gobierno como el líder de la oposición? Rajoy, en lugar de solicitar con carácter de urgencia una reunión del Pacto por las Libertades o exigir una comparecencia inmediata del presidente del Gobierno en el Parlamento para que informe de cuáles son los pasos que tiene previsto dar, no ha sabido escenificar el dramatismo que conlleva esta rebelión anunciada por parte del nacionalismo vasco. Aunque Rajoy, con todo, no le haya quitado hierro en el fondo, sí lo ha hecho en las formas, limitándose a tratarlo en una entrevista dominical. Pero es que Zapatero, que es, por su parte, quien mayor responsabilidad tiene de cara a la necesidad de hacer frente a la rebelión que se ha puesto en marcha, no nos ha dicho cómo piensa sofocarla, transfiriendo así su obligación de cumplir y hacer cumplir la legalidad constitucional vigente a lo que salga de las urnas en las próximas elecciones autonómicas vascas.
 
Es imprescindible que, ante el desafío lanzado contra la democracia en España, todas y cada una de las instituciones vascas donde gobiernen PP y PSOE se desmarquen de la vía ilegal emprendida por los representantes autonómicos vascos, tal y como ha hecho ya, en reunión extraordinaria, la Diputación General de Álava. Así mismo, es imprescindible que ZP diga ya qué piensa hacer si los nacionalistas, tal y como han advertido, no hacen caso al rechazo de las Cortes al plan ilegal de Ibarretxe. Los españoles tenemos derecho a saber ya qué grado de ilegalidad perpetrado por los nacionalistas va a ser el que desencadenaría la aplicación por parte de nuestro Gobierno del artículo 155 de la Constitución, bajo el cual se suspendería la autonomía vasca. También tenemos derecho a saber cómo nuestro Gobierno trataría el anunciado referéndum ilegal por parte de Ibarretxe. Ya sabemos que el jefe del Ejecutivo lo quiere dejar impune, lo que se trata ahora es de saber si estaría dispuesto a desplegar fuerzas policiales para evitarlo o, por el contrario, dejaría que se celebrara sin reconocerle efectos jurídicos o políticos.
 
Ni el PSOE, por mucho que lo lidere Zapatero, puede eludir sus responsabilidades de Gobierno ni, en tal caso, el PP renunciar a sus labores de oposición. En este sentido, también cabe exigir al presidente explicaciones por las declaraciones de su socios independentistas de Gobierno, que aseguran que lo ocurrido en Euskadi es “sólo un entremés” de lo que pasará en Cataluña. Ciertamente, si Zapatero está dispuesto a refrendar cualquier referéndum contra la soberanía nacional y constitucional —tal y como dijo que estaría dispuesto a hacer antes de llegar al Gobierno— “el drama”, como diría Maragall, estará servido.
 

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